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Maratón 2x2
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⚠️ Atención: Este capítulo contiene material que puede resultar sensible para algunas personas, por lo que si decides no continuar, lo entenderé. 🌸

Se recomienda discreción.


«Demasiado joven para cazar»

Luego de su profunda plática, ellos no habían dudado en internarme en aquella sala con todo los aparatos necesarios.

El hombre de ojos amarillos, me había suministrado a través de una intravenosa un líquido ámbar que, me había hecho cerrar los ojos y no abrirlos más hasta que él no terminara de estudiar mi cerebro con la intención de buscar una posible solución a eso que tanto me impedía volver a la normalidad.

Así que, cuando abrí los ojos tras lo que pareció una eternidad, el doctor ya no solo había detectado el problema, sino que también, había encontrado una posible solución.

Comenzamos a intentar con dos tipos de terapias diferentes; la primera, consistía en que con ayuda de sus poderes, Amadeus impulsara a mi mente atraer alguna memoria importante. Mientras, que la segunda, era aún más sencilla al basarse en que me mostraran fotografías en las que saliera junto a más personas, y me contaran anécdotas que me involucraran... todo, para que mi mente —aunque fuera poco a poco— se convenciera de quién era yo en realidad y liberara así todo los recuerdos que sabíamos que mantenía prisioneros.

Sin embargo, mi mente se rehusaba a cooperar y no habíamos podido lograr lo que todos tanto anhelábamos...

Aunque, debía admitir que tras haber despertado, sentí que algo había cambiado dentro de mi mente; la oscura nada que solía presentarse siempre que intentaba hacer memoria sobre algo, había sido reemplazada por algo más.

No sabía qué...

Pero, allí estaba; oculto en algún recóndito lugar dentro de mi cerebro y reacio a salir.

Y, era entonces cuando me preguntaba: ¿tan malas son mis memorias que mi propia mente me protege de ellas?

Porque, aunque Selene y Alice se habían rehusado totalmente en contarme nada más hasta estar totalmente seguras de que recuperar mis recuerdos era un caso perdido, yo.. intuía que había sucedido algo verdaderamente malo si había terminado en un laboratorio, sin recuerdos, y con una madre y hermana creyendo que estaba muerta.

—Bien, Alma, necesito que te relajes y abras tu mente a mí. —me indicó ese día Amadeus, rompiendo el hilo de mis pensamientos.

Asentí de inmediato, intentando concentrarme al levantar la mirada y centrarla en sus felinos ojos.

Como siempre que lo intentábamos, intenté atraer algún recuerdo del pasado a mi memoria, y cómo ya lo imaginaba, fracasé inútilmente.

Por lo que no pude evitar soltar un fuerte resoplido mientras me tiraba del cabello con frustración.

—¡No puedo! ¡Todo se mezcla y no puedo identificarlo o separarlo! —exclamé con frustración tras unos segundos de forzamiento mental.

Era la décima vez que decía las mismas palabras, que lo intentaba y no lo lograba.

Y, ya me estaba comenzado a rendir.

Porque, cuando intentas lograr algo con todas tus fuerzas, y terminabas fracasando una y otra vez, la ilusión se va esfumando poco a poco y las ganas se van yendo lentamente...

Alma de acero y corazón de cristal [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora