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«Pocas son las personas que se atreven a amarme, pues muy grande es el precio que pagan por hacerlo»



Alma

—Bienvenida a mi hogar, Jelena.

Los ojos chispeantes de maldad se clavaron como dagas en mis verdes, en tanto veía como sus labios rosáceos se curvaban en una sonrisa torcida desde la distancia que nos separaba.

Ella destilaba una energía bastante fuerte.

Oscura. Perversa...

—Morrigan Nikolova. —pronuncié entonces, sin poder ocultar el desagrado en mi voz y sintiendo un regusto amargo en la boca. No podía fingir que me inspiraba confianza, porque era todo lo contrario—. La primera bruja serpiente que pensó que había atrapado a un príncipe, hasta que este prefirió a la mejor amiga: una mujer más sincera, sin un pasado tan oscuro ni tantos problemas psicológicos. —añadí tras unos segundos, sorprendiéndome a mí misma cuando las palabras atravesaban mis labios con soltura.

Labios, que no tardaron en curvarse en la misma sonrisa burlona que no se borraba de los labios carnosos de ella.

Aún, cuando las palabras quedaron flotando en el aire, la pelinegra se mantuvo igual de erguida y sonriente, demostrando que lo dicho no significaba nada para ella.

—Así que me has investigado... —fue lo que dijo al cabo de uno segundos, lanzándome entonces el colgante que atrapé en el aire con agilidad. Empuñé la joya con coraje al tiempo en que veía como ella se quedaba inspeccionando el cadáver de la elfa unos segundos demás— haces bien en hacerlo. —concluyó con petulancia, volviendo a elevar la mirada brillante para centrarla en mí.

Sus ojos, eran como dos pozos turbulentos que amenazaban con tragarme viva.

Su presencia, era imponente, y exudaba tanta belleza como maldad, manteniéndome a la defensiva y calculando cada uno de sus gestos y movimientos.

Cuando mis ojos, curiosos, viajaron nuevamente al cadáver que yacía apoyado contra la caja de resonancia del piano, noté entonces como la piel de este empezaba a adquirir un tono violáceo antinatural que me hizo tragar saliva con fuerza.

Entonces, volví a centrarme en la frívola mujer que tenía en frente, la cual se mantenía de brazos cruzados, estudiando también cada uno de mis movimientos con los labios curvados.

—¿Era necesario matarla para poder llevarme contigo? —le pregunté, alzando el mentón con fiereza en tanto mis pies se movían por sí solos dando varios pasos hacia ella. Me detuve en medio del enorme salón, el cual parecía parte de un templo para realizar magia negra—. Solo era una maldita recepcionista, ¿es que solo aniquilas a aquellos que no pueden hacerte frente? —indagué, sintiendo la furia burbujear en mi sistema.

No me gustaba cargar con una muerte, y menos la de un ser que no me había hecho nada malo...

Sí, había demostrado ambición con la situación del collar, pero más allá de eso, no parecía tener otro defecto. O, haber dado un motivo para morir de una manera tan cruel...

Porque, Morrigan la había matado, con sus propias manos, la había aniquilado y no necesitaba haberlo visto; era más que evidente en la forma en la que sus ojos azules brillaban con satisfacción cada que desviaba sus ojos al cadáver.

—No puedo negar que me divertí mucho asesinándola, sacándole los ojos y cociéndole la boca... —contestó la pelinegra, con sus ojos fijos en los míos, pero sin dejar de deslizar los dedos por las teclas del piano. Inspeccioné todo su rostro en busca de sinceridad, pero no pude descifrar nada en ella. Morrigan se separó del piano dando un paso hacia mí y mi pecho dio un vuelco preso de la ira que me impulsaba a lanzarme contra ella en cualquier momento—. Pero en mi defensa, debo confesar que si ella no hubiera buscado al borracho de tu padre para avisarle de mi llegada al hotel... —reveló entonces, acelerando mi pecho y abriendo mucho mis ojos. Arthur... había estado cerca de mí? La expresión de Morrigan se tornó dura y llena de rabia— poniéndonos así en riesgo, yo no la habría aniquilado... por mucho que me exasperara con su débil actitud. —finalizó, volteando los ojos en lo que un suspiro atravesaba sus labios carnosos.

Alma de acero y corazón de cristal [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora