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«Algo terrible se acercaba»


—¡Feliz cumpleaños, Alma! —exclamó Zoey a través de la pantalla con una enorme sonrisa.

Forcé una para no preocuparla.

—¡Gracias! —exclamé con fingida alegría mientras la observaba.

Estaba sentada en un pequeño sofá de cuero y unos brazos le sujetaban su pequeña cintura desde atrás. La persona que le sujetaba, tenía la cabeza ladeada hacia otro lado, de manera que el pelo oscuro y largo le cubría la cara y no podía identificarle.

Al ver aquello, levanté una ceja, un tanto soprendida.

—¿Nueva conquista? —le pregunté entonces con coquetería y ella, abriendo mucho los ojos, apartó de un manotazo las manos que la sujetaban de la cintura. Mientras que —incluso a través de la pantalla del portátil—podía notar cómo su fino rostro se sonrojaba.

—¡Oh, no! ¡No es lo que crees...! —trató de explicarse rápidamente, sin embargo, antes de que pudiera terminar, un chico ladeó la cabeza hacia la cámara, revelándome su rostro y sonriendo con amabilidad.

—¡Hola, Alma! ¡Felicidades por lo de tu cumpleaños! —dijo el chico de ojos azul bebé y cabello largo, provocando que Zoey lo mirara de golpe e indignada le propinara un manotazo en el hombro.

—¡Te dije que guardaras silencio! —le reprendió indignada y yo solo pude sonreír con diversión.

—¡Pues ella ya me vio! —replicó el chico encogiéndose de hombros y abriendo sus manos en señal de inocencia— ¡Tenía los brazos alrededor de tu cintura!

Con los ojos aún abiertos de par en par por la impresión, solté una risa baja al tiempo que sacudía una mano frente a la cámara, correspondiendo finalmente al saludo del amable chico.

Entonces, Zoey volvió a ser consciente de que observaba su infantil discusión.

—Espera... espera un momento, Alma. —me pidió entonces mientras se levantaba de un salto del sillón con el chico tras ella.

Luego, desaparecieron unos segundos hasta que, tras unos minutos en los que solo se escuchaban susurros y súplicas por parte de ambos, se escuchó el sonido de una puerta cerrarse de golpe y un momento después Zoey volvió a aparecer frente a la pantalla de mi ordenador.

Cuando nuestros ojos se encontraron a través de la pantalla, volví a alzar una ceja, por lo que ella se volvió a encoger de hombros al tiempo en que se sentaba nuevamente en el sofá.

—Vaya, sin duda me has sorprendido. —comenté entonces con sinceridad, rompiendo el silencio.

Ante mis palabras, ella sacudió uno de sus dedos mientras se acercaba aún más a la pantalla con una sonrisa divertida bailándole en los labios. Al final, haciendo un gesto con sus manos de restarle importancia al asunto, abrió sus labios para asegurar:

—¡Zayn es solo un pasatiempo!

Al escucharla, no pude evitar arrugar mi nariz mientras con una mano acomodaba mejor la almohada tras mi espalda.

—Espero que él nunca te escuche decir eso, porque estoy segura de que su ego de hombre podría verse bastante herido. —afirmé tras un respiro hondo.

Zoey miró unos segundos hacia un punto determinado de su cuarto antes de centrar nuevamente sus ojos marrones en mí.

—Tranquila, le dejé en claro que esto no es nada serio. —señaló con tranquilidad, y entonces, fruncí el ceño con curiosidad.

Alma de acero y corazón de cristal [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora