41 - Segunda parte

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Capítulo 41 - Parte II



—Alexandre, dime que no es real lo que están viendo mis ojos. —le pedí, incrédula, al hombre que se encontraba a mi lado en el momento en que quedamos frente al sitio indicado por el mapa.

El licántropo, soltó un leve suspiro sin dejar de ver lo mismo que yo.

—Ay, deusa... —fue lo único que dijo el trigueño en respuesta.

Sin poder ocultar mi expresión horrorizada, me dispuse a dar un paso hacia delante para contemplar aún más de cerca el deplorable lugar en el que se suponía que estaba Alma Jelena.

No podía creer, la atrocidad que estaba ante  mis ojos; solo estaba viendo la entrada, y ya me parecía un lugar mediocre, tan indigno para cualquier ser, que el que fuera considerado "establecimiento" parecía un chiste de mal gusto.

Conociendo a Selene, no podía creer que hubiera arrastrado a Alma hasta ese lugar tan indigno de una joven como ella; era... tan solo un pequeño edificio de dos plantas construido a base de piedra, pero con un umbral con maderas y pequeños escalerillas totalmente desgastadas.

Sin inmutar ni una palabra más, comencé a avanzar decida hasta el lugar designado, sintiendo los pasos de Alexandre desde cerca.

La zona, era una absoluta porquería; no habían más que unos pocos establecimientos cerca en as calles desoladas de lo más recóndito de Jade. Calles, conocidas solo por ser puntos de frecuentes asaltos y refugio de adictos al alcohol, las drogas y el sexo desenfrenado.

Ni por los dioses, había pensando algún día adentrarme en ese lugar lleno de marginados y en esos momentos, lo estaba haciendo.

Nadie podía decirme que no hacía sacrificios.

Atravesé las puertas de madera con el mentón en alto, moviendo la pequeña campana que anunciaba la entrada de un nuevo cliente. Si por fuera el lugar era horrendo, por dentro era de terror; un pequeño y básico vestíbulo con pisos de mármol desgastado y escaleras con barandas oxidadas al final de la diminuta sala.

—Muy buenas noches, bienvenidos a Mely's —Se escuchó entonces una voz a mi izquierda y aparté mi mirada del desastre llamado escaleras para seguir la dirección de la voz. 

¿Mely's? ¿Que puto nombre era ese?

De inmediato, mis ojos azules aterrizaron en una joven elfa con color de cabello espantoso. Se encontraba contra una esquina, tras un deteriorado mostrador de madera en el que reposaba un pequeño ordenador y lo que parecían ser estúpidas historietas.

Sin perder tiempo, avancé en rápidas zancadas hacia ella, estirando mis manos hacia el pedazo de chatarra que tenía sobre la madera, volviéndolo trizas en cuestión de segundos con el furioso rayo que salía de entre mis dedos.

—¡Morrigan! —exclamó Alexandre alarmado mientras la retrasada tras el mostrador soltaba un fuerte chillido al verme avanzar hacia ella con furia.

El que mi paciencia en esos momentos fuera escasa, era tan cierto como el hecho de que hacía muchísimo tiempo que había perdido la compasión y la empatía por el resto del mundo.

Al llegar hasta la chica cuyo rostro se había contraído en una expresión de gran terror, no tardé en encuellarla con cuando intentaba rodear el mostrador para salir huyendo.

«Tonta».

Como la superaba en altura pude acercarla a mi rostro con bastante facilidad.

Y la acerqué tanto, que tras un segundo, lo único que impedía que nuestros cuerpo se topasen por completo era el mostrador de madera.

Alma de acero y corazón de cristal [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora