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Dalmacia, Croacia

Diez años atrás

—¿Listo para el rodeo, amigo? —J. B. limpiaba su arma y se preparaba para lo que sería uno de los últimos trabajos junto a su hermana y su amigo Roy.

—¿De dónde sacas esa mierda? —Brandon frunció el ceño.

Kaz se carcajeó un poco más allá.

Estaban en un hermoso yate frente a Dalmacia, una región de los Balcanes, en donde encontrarían a Dejan Klimovsky, un magnate ruso que se dedicaba al contrabando de armas y, como actividad principal, al tráfico de seres humanos.

—Las practica.

J. B. golpeó a su hermana Eva, que encendió un cigarrillo.

Eran cerca de las ocho de la noche. Las luces de la ciudad se reflejaban en las aguas, que se tornaban turquesa con vetas esmeralda durante las mañanas y en los atardeceres, violáceas y románticas.

Ninguno de ellos estaba allí por el paisaje y el romance, estaban ahí para cumplir con una tarea que les había encomendado un cliente muy molesto por un negocio en donde Klimovsky lo había dejado de lado, lo que provocó que perdiera millones de dólares. Esa era una razón suficiente para clamar venganza y contratar a Brandon y a su equipo.

—¿Revisaste la lista de invitados?

Azali se puso el chaleco antibalas y sonrió ante la pregunta del exteniente Brandon.

—Me ofendes, hombre. Por supuesto que sí, un gran evento con sus amiguitos. No hay civiles, todos son de la misma calaña. Te dije, será la mejor oportunidad que tendremos. Una vez que regrese a Moscú, será imposible.

—Recuerda que es de la misma calaña que nuestro cliente. No te olvides de ello, campeón. —Eva lo señaló con su índice, que luego apoyó en su sien.

Azali se encogió de hombros.

—Kaz, ¿estás bien? —indagó Brandon.

El rubio se guardó el cuchillo en el bolsillo lateral de su pantalón negro.

Había estado callado durante toda la misión, cosa que era muy rara en él.

—Claro, siempre listo.

—¡Qué tierno! Casi un boy scout —bromeó J. B.

Todos volvieron a reír.

El yate se mecía cada vez más. Las olas estaban tomando velocidad y fuerza.

—¿Una tormenta?

—Carajo, eso complica las cosas.

—Bien, muchachos —Brandon golpeó las manos—, nadamos hasta la isla. La sala de la mansión estará llena de ricos libidinosos y asesinos. Debemos buscar a Klimovsky. Hay guardaespaldas, por lo que debemos ser lo más cautos posibles para anularlos. Cada uno de los invitados también está armado.

AMORES DE INVIERNO - S.B.O LIBRO 11 ( Romance Gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora