¿Alguien está preparado para aceptar la muerte de los seres que ama?
Sharik viene de una etapa muy dura debido a la enfermedad y la posterior muerte de su hermano menor. Se siente solo en un mundo en el que prácticamente no encaja, solo apoyado por...
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—No me gusta—susurró Sharik a Bastian mientras estaban sentados frente a los hombres que iban y venían de la cabaña. Llevaban casi dos días con ellos y las conversaciones resultaron nulas. Tenían sueño y estaban cansados. Era agobiante estar en una cabaña minúscula con seres en los cuales no podían confiar.
—A mí tampoco, pero ¿qué podemos hacer?
—Su aspecto me da a un ser oscuro.
—No digas tonterías —replicó Bastian—, solo es un tonto amargado como lo es Kaz o Brandon, aunque sin dudas las peleas que tiene con Ewan son entretenidas.
Ewan en ese instante estaba en la mesa. Después de un enorme berrinche, se había movido del sofá sin el consentimiento de J. B. y se preparó un café.
—Creo que Jake está a punto de asesinarlo.
—No lo hará—respondió tranquilo—. Ha dicho que nos necesita.
—¿Y si nos usa para terminar con Kaz? Desconocemos quién es quién en este juego.
—Puede sonar feo, amigo, pero J. B. es la única salida posible de Kaz. Debemos confiar en él.
—No lo haré hasta que me diga su plan —respondió Sharik.
Los leños se quebraban y rápidamente eran reemplazados por nuevos. El fuego siempre se mantenía encendido. Afuera la tormenta era torrencial.
—¿En qué piensas? —Bastian le acarició el cabello a su amigo.
—Estuvimos tan cerca de él.
—Y tan lejos al mismo tiempo.
—Me habría conformado con verlo al menos, que él supiera que no está solo. —Las manos de Sharik temblaron, así que Bastian las sostuvo con las suyas.
—No llores, no aquí.
—Lo intento, pero es más fuerte que yo, amigo. Kaz me necesita, y estamos sin hacer nada. Llevamos casi dos días en este lugar. Con sueño, hambrientos y sin miras de que esto termine pronto.
De pronto, dos de los hombres que los habían secuestrado ingresaron a la cabaña y se acercaron a J. B.
—¿Qué sucede?
—Talo murió.
—¿Qué? —El rostro de J. B. mutó a uno de desconcierto, tan diferente al del hombre estoico que conocieron en medio de la nieve.
—No sabemos cómo ha sido.
—Ocurrió en la base.
—Fue uno de los suyos.
—Es lo más probable. —J. B. puso las manos en la cintura. El tiempo se agotaba.
