La ciudad no es como lo imaginaba. No lo sé, quizá me he quedado en parte con las imágenes del pasado de un territorio olvidado y solo cubierto por un manto de nieve. Moscú es hermosa, y su cielo gris y la fina escarcha que cae sobre nosotros la hace más bella ante mis ojos. El frío traspasa mi piel y el viento llega en ráfagas cuando salimos del aeropuerto. Hemos estado callados durante todo el vuelo. Bastian seguramente piensa en las mentiras que ha dicho y Ewan, en el dolor que su padre y él llevan a cuestas. En cambio, yo, por más egoísta que suena, solo puedo pensar en él.
—Ve por él, sigue tu intuición. Si crees que está vivo, lo hallarás, y si no lo estás, al menos tendrás paz.
—¿Crees que alguna vez tendré paz después de lo que hemos vivido, mamá?
—Pienso que eso es algo que se conquista, y estás dando lo mejor de ti para lograrlo.
—Te amo.
—Yo también, mi pequeño Sharik.
—Ya no soy pequeño.
—Lo sé, mi vida. Eres un gran hombre, y nadie merece más la felicidad y la paz que tú.
El calor de la mano de mi madre todavía está grabado en mi rostro. La admiro tanto. Su capacidad para sobreponerse pese a las dificultades, el apoyo que siempre nos ha dado... Espero alguna vez poder retribuirle todo eso.
—Tengo miedo de no volver a verte.
—Yo siempre estaré contigo, y tú también conmigo. Y nadie, ni siquiera la muerte, puede vencer eso.
Me detengo un segundo con mi pesado bolso en la mano y seco mis lágrimas, esas que no se ven por la escarcha. Estoy a punto de tirar la toalla, cuando mis amigos, que también tienen sus ojos enrojecidos, dan media vuelta y esperan que avance junto a ellos. No puedo rendirme, no cuando los he arrastrado a ellos también a esta locura, a una búsqueda incesante de respuestas que puede terminar de la peor forma. Kaz puede estar muerto. J. B. quizá tiene razón, pero ¿cómo resignarme cuando conozco la fuerza del hombre que amo?
Bastian renta una camioneta en el aeropuerto. Los muchachos dicen que será lo mejor si queremos movernos de un lugar a otro sin dar tantas explicaciones. Es una todoterreno. Ewan nos ha mostrado el mapa y las ciudades que debemos recorrer hasta llegar a San Petersburgo.
—¿Por qué no volamos hasta allí?
—Porque no sabemos quién está vigilando.
Creo que Ewan entiende más de espionaje y peligros que nosotros dos juntos. Es bastante cómico considerando que hemos estado en pareja con dos hombres que formaban parte de grupos de operaciones especiales. El celular de Bastian solo ha sonado una vez. Se trataba de su hermano, que le preguntó cómo había estado el viaje hace media hora. Brandon, como si se hubiera olvidado completamente de todo lo que vivieron, jamás se comunicó. Sé que mi amigo está preocupado. La manera en que de vez en cuando acaricia la pantalla del celular, esperando algo, rogando que ese imbécil esté bien en el lugar en que se encuentra, lo demuestra. Si soy sincero, yo también lo espero, no porque considere que él vale la pena, sino porque Bastian sufriría mucho, y no lo merece. Solo existe una hora de diferencia entre Rusia y Sudáfrica. Es increíble cuando considero que 12 500 kilómetros nos separan. Hemos estado en un avión por más de veinte horas, así que las piernas pesan y están adormecidas.
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AMORES DE INVIERNO - S.B.O LIBRO 11 ( Romance Gay +18)
Romance¿Alguien está preparado para aceptar la muerte de los seres que ama? Sharik viene de una etapa muy dura debido a la enfermedad y la posterior muerte de su hermano menor. Se siente solo en un mundo en el que prácticamente no encaja, solo apoyado por...