28 Milagro 💖🔥

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—¿Quién carajo piensas que eres?

Kaz se mantuvo en alerta, viendo cómo los prisioneros ahora se enfocaban en él y dejaban a Sharik en el piso, que se afirmó a la pared y se puso de pie.

—Alguien al que no le gusta que jueguen con sus cosas, y eso es mío.

Sharik apoyó su cabeza en la dura superficie detrás de él. Pensó en todas las personas a las cuales usaban como cosas. Kaz no lo veía de esa forma, pero debía mostrar su autoridad. Era la prisión, no había espacios para las cursilerías delante de otros.

—Búscate otra perra —dijo el tipo con desprecio—. A esta yo la vi primero.

—No lo creo, yo la vi primero, y me la voy a llevar, porque esta noche no voy a dormir solo.

El tipo escupió a su lado.

Se mantuvieron inmóviles. Se oían algunos murmullos de reos que pasaban y escapaban de la escena. Eran cuatro hombres. ¿Cuán bien entrenado debes estar para pelear con cuatro tipos?

El puñetazo salió de uno de los hombres de la derecha. Kaz lo esquivó y le lanzó un rodillazo al pecho, logrando lanzarlo hacia el piso. Otros dos se fueron encima de él. Kaz los contuvo al embestir como un búfalo. Los tipos gritaron cuando chocaron con la pared. Fue allí cuando los guardias prestaron atención a lo que sucedía. Kaz debía llegar intacto para el combate, de lo contrario ellos tendrían problemas.

—¡Me las vas a pagar! —El prisionero que había golpeado a Sharik se fue contra él, llevándolo hacia atrás mientras lo rodeaba y empujaba para arrojarlo al piso.

Los guardias llegaron en ese instante y lo inmovilizaron en el piso poniéndole las manos en la espalda.

Todos quedaron en la misma posición. Los guardias gritaban y golpeaban. Sharik sintió el suelo helado contra su mejilla. Sus ojos estaban en Kaz, que luchaba para que lo soltaran. Era él. Por Dios, lo había encontrado.

—¡Quiero hablar con Baruk!

El guardia lo sostuvo del cabello y lo puso de pie. Entretanto, un par más lo tenían de los brazos. Baruk les había prohibido tocarlo hasta después de la pelea. Kaz sabía que tenía ese beneficio para pedir lo que quisiera, y eso sería ese ángel que había caído en medio del infierno. Baruk los castigaría si descubría que le habían hecho daño. Otro de los guardias señaló a Sharik.

—¿Quieres a este?

—Sí —replicó sin titubeos. El rostro de Kaz estaba plagado de moretones, aunque la hinchazón había bajado, por lo que recuperó la visión de su ojo.

El guardia no tuvo alternativa. Las órdenes de Baruk habían sido claras desde el primer momento. Un par de guardias arrastraron a ambos hombres a la celda de Sharik y luego la cerraron. Hicieron lo mismo con el resto de los prisioneros, quienes debieron terminar antes su hora de esparcimiento. Genial, ahora lo odiarían un poco más.

AMORES DE INVIERNO - S.B.O LIBRO 11 ( Romance Gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora