«La vaquera invertida».
Sharik ni siquiera sabía que existía esa posición hasta que llegó a los brazos de Brad Kazinsky. Ahora tenía las palmas de sus manos sobre el colchón y su culo bajaba y subía por el eje de Kaz quien acariciaba sus nalgas y contemplaba el hermoso paisaje. El militar lo sostuvo del cabello azabache y lo inmovilizó, para embestir como deseaba sin darle a su amante posibilidad de escape. Sharik se arqueó ante las poderosas embestidas, gimió alto, pensando en los invitados que se habían quedado solos y que ahora escuchaban lo que sucedía en la recámara.
Sharik llevaba un corsé de encaje junto a una tanga y un liguero. Brad se lo había regalado, y no pensaba quitárselo en toda la noche. Los pezones se salían de la tela, rozándose con ella, duros y rojizos por los chupetones de Brad.
El pene iba a fondo, expandiendo la entrada mientras Sharik fruncía el ceño y se preguntaba cuántos orgasmos le daría esa noche su amor. Brad lo arrojó de costado en la cama sin salir de él, el vaivén poderoso continuaba sobre su entrada. El muchacho se sostuvo de las sábanas y giró su rostro hacia su amante. Kaz volvió a rodear su cuello con su brazo derecho mientras su mano izquierda recorría el cuerpo de Sharik, desde sus caderas hasta sus pezones los cuales enroscaba entre sus habilidosos dedos sacándole un gemido.
—Te soñé muchas veces así—susurró sobre su mejilla—. Mi verga no tenía descanso, siempre estaba dura, jamás deseé tanto a alguien en toda mi vida.
—Yo también te soñé mucho tiempo—dijo con sus ojos cerrados, el placer colmando sus sentidos—. Cada noche en mi cama.
—Nunca más—. Kaz le devoró la boca en ese segundo, saqueó su cavidad bucal, profanó cada milímetro, del mismo modo que el resto de su extraordinario cuerpo.
Acarició una vez más el sexy atuendo, enredó sus dedos en una de las ligas y tironeó. El pene húmedo se deslizaba sin problemas en su interior, y Sharik sentía que estaba a punto de desmayarse de puro placer. Kaz lo enredó entre sus musculosos brazos y levantó sus caderas con más fuerza, Sharik gemía una y otra vez, con cada estocada que lo estaba llevando a la gloria. Los gritos lascivos de Brandon unas habitaciones más allá provocaban que la lujuria los envolviera con mayor intensidad.
El viento frío golpeaba las ventanas haciéndolas vibrar, sus cuerpos temblaban al son de las fuerzas climáticas. Amaban el contraste de sus cuerpos, la forma delicada de Sharik y los músculos de Kaz, el color canela y el color pálido, el verde de los ojos de Kaz y el gris acuoso de los ojos de Sharik.
—Sr. Kazinsky—dijo cuando estaba a punto de venirse. Kaz le apretó el pene y el muchacho dio un bufido de decepción.
—No todavía, cariño.
Continuaron del mismo modo, Sharik dejó que ese hombre lo follara a su antojo con toda la fuerza que tenía concentrada. El pene duro que de vez en cuando salía y acariciaba los bordes de su entrada para luego embestir nuevamente.
Cuando Kaz se cansó de jugar lo giró de espaldas al colchón, se posicionó entre sus piernas y Sharik las enredó a su cintura. Sus manos acariciaron el rostro del muchacho a quien besaba en una mezcla perfecta entre hambre y ternura, Sharik respondía a los embistes precisos y la carne chocaba en una melodía clara.
—Así—dijo Sharik cuando sus uñas se clavaban en el esponjoso trasero de su novio—, te deseo así, siempre.
—Siempre —replicó Kaz mientras sujetaba el pene de su amante y comenzaba a masturbarlo—, siempre...
Fue la declaración de amor más ferviente que Brad habría podido darle, ahí, a un paso de un orgasmo estremecedor, cuando sus cuerpos hablaban por ellos con cada roce y caricia ¿Qué más podían pedir de la vida que ya no tuvieran?
Sharik se vino en medio de un gemido roto, su esencia espesa sobre el abdomen de su amor, del único por el cual daría todo, incluso lo que no tenía. Brad lo hizo un par de minutos después, desmoronándose sobre el cuerpo de su cálido amante, de su amado Sharik Vroom.
La noche apenas comenzaba. Kaz lo entendió así en el momento en que perseguía a Sharik por los pasillos y bajaban las escaleras rumbo a la cocina envueltos solo con una bata de seda. Ninguno de sus amigos se veía, desconocían si se habían marchado a esa hora de la madrugada o simplemente dormían en alguna de las habitaciones. Sharik se encondió de Kaz y guardó silencio, así fue como llegó al salón de masajes en donde estaba la puerta entreabierta.
—Te tengo—dijo Kaz agarrándolo de la cintura, Sharik le hizo seña para que guardara silencio.
En uno de los tatamis Ewan estaba sobre Jake y le hacía un masaje en la espalda. Las manos iban y venían mientras el hombre debajo mantenía los ojos cerrados. Sharik se cubrió la boca y Kaz dio una risilla.
—Le has visto la cara a J. Lo ha dejado en coma.
—¡No seas malo!
—Es la verdad, quien pudiera tener la edad de ustedes.
—¿Tú también con eso? —. Kaz lo llevó a su cuerpo cuando Sharik hizo un puchero.
—La verdad es la verdad ¿Por qué les molesta?
—Estoy harto de que se minimicen. Son increíbles y cualquiera estaría más que gustoso de tenerlos.
—Si me lo dices muchas veces me lo voy a creer—. Sharik lo besó en el mentón, en el cuello y luego en la boca.
—Las veces que sean necesarias, ahora, vamos al cuarto.
—¿Estás cansado?
—No, al contrario...
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AMORES DE INVIERNO - S.B.O LIBRO 11 ( Romance Gay +18)
Romance¿Alguien está preparado para aceptar la muerte de los seres que ama? Sharik viene de una etapa muy dura debido a la enfermedad y la posterior muerte de su hermano menor. Se siente solo en un mundo en el que prácticamente no encaja, solo apoyado por...