Un mes después...
Sharik llegó a su hogar ese día junto a Kaz. Su madre y su hermano estaban almorzando juntos. La mujer saludó al hombre del mismo modo que a su propio hijo. Desde que habían regresado Brad pasaba más tiempo con ellos que con su equipo incluso. Brandon fue consciente que muy pronto el equipo perfecto que ganaba millones dejaría de existir. Tuvo añoranza, un pequeño dolorcito en el pecho por aquellas épocas que jamás regresarían.
Eran una familia, esa que Kaz siempre había anhelado, nunca advirtió cuánto la necesitaba. La madre de Sharik cocinaba como una diosa, los platos quedaban vacíos y los estómagos a punto de explotar. El recuerdo de su hermano menor siempre estaba con Sharik, sin embargo, había aprendido a quererlo y ya no lloraba cuando venía a su mente. Iban a la playa, disfrutaban del aire libre junto a sus amigos, y cuando estaban a solas se comían a besos. Aprendieron a conjugar la pasión con la amistad, el amor con un acompañamiento de pareja. Kaz aprendía algo nuevo todos los días con Sharik.
Y, cansado de ir y venir, Kaz decidió dar el paso, invitando a Sharik y su familia a vivir junto a él. Era una locura, es decir, de pronto su mansión que siempre fue un lugar solitario se llenaba de vida y risas, de personas amorosas como las que nunca conoció.
Se sentía feliz, por fin la vida le traía rosas y no solo espinas. Brad Kazinsky, el ruso criado en Estados Unidos que arribó a Ciudad del Cabo en busca de dinero había conseguido mucho más, había conseguido una vida plena, una familia, un amor inmenso.
La mudanza fue un caos, el departamento de pronto parecía una caja de zapatos cuando la madre de Sharik y su hermano llegaron a la mansión. Kaz tampoco deseaba que su suegra trabajara, pero esta se negó a abandonar su empleo. Era su medio de vida, la fuente de su independencia y decidió conservarla.
Sentados en la playa, sintiendo que el invierno se iba y la primavera con sus pájaros y flores llegaba, simplemente, vivían. Sin expectativas, ni falsedades, eran ellos mismos. A pesar del mundo y sus peligros, sin importar los juramentos de venganza, ellos seguían adelante. Quebrando obstáculos, rompiendo las barreras sociales y los tabúes que desaparecían con cada gesto, con cada sonrisa que llenaba su espacio.
La arena se levantaba con suavidad, el viento frío de a poco se tornaba cálido. Sharik sujetó de la mano a su amor quien lo observó y le dio una sonrisa. Las cosas que tenían eran inconmensurables, la verdad siempre era mejor que la mentira. El amor vencía hasta el más fuerte de los dolores, aunque algunos se mantuvieran escépticos con respecto a ello.
La vida nunca sería perfecta, de lo contrario no sería vida. Los problemas estaban allí, golpeando la puerta, asustando en algunas ocasiones, pero nunca siendo rivales para ellos, para el hermoso equipo que ambos conformaban.
Se amaban cada vez que tenían un espacio libre, sus cuerpos se conocían tan bien que hasta los orgasmos se daban al unísono, se sentían cómodos con el otro a un nivel escalofriante. Kaz de pronto comenzó a creer en la estúpida idea de las almas gemelas. En aquella porción del alma que está dividida y que, una vez que se encuentra, alcanzamos la plenitud.
Sharik Vroom, ese muchacho de 23 años lujurioso, dulce y alocado había elegido a un hombre que no tenía nada. Brad Kazinsky volvió a la vida el día en que Sharik llegó a la oficina y pidió ser asistente de Charles Brandon. Su rebeldía, su extremo respeto, y después estaban sus ojos grises. Esos orbes que mostraban el dolor que llevaba adentro, esos mismos que se tornaban oscuros de pura lascivia, los mismos que adquirían una coloración rojiza cuando el llanto se apoderaba de ellos.
Kaz solo se arrepentía de provocar el llanto en esa belleza, y cada día, se juró cambiar cada cosa, encontrar el equilibrio y que el amor fuera simplemente eso. Un sentimiento puro y divino que los dioses nos prestaban de vez en cuando, una emoción a la que todos deberían aspirar y disfrutar una vez en la vida.
El invierno se iba lentamente, dejando su estela, su huella inquebrantable en el alma de los 2 hombres y llegaba la primavera, el calor y sus aromas, el placer de las noches estrelladas y el ferviente sol que acompañaba sus días.
¿Esto era eterno? Kaz y Sharik lo ignoraban, nadie conoce lo que sucederá en un futuro, no obstante, si esa fuerza divina que hace que el sol salga y se oculte cada noche continuaba allí, ellos también estarían y lucharían por mantenerse juntos.
Fin
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AMORES DE INVIERNO - S.B.O LIBRO 11 ( Romance Gay +18)
Romance¿Alguien está preparado para aceptar la muerte de los seres que ama? Sharik viene de una etapa muy dura debido a la enfermedad y la posterior muerte de su hermano menor. Se siente solo en un mundo en el que prácticamente no encaja, solo apoyado por...