¿Alguien está preparado para aceptar la muerte de los seres que ama?
Sharik viene de una etapa muy dura debido a la enfermedad y la posterior muerte de su hermano menor. Se siente solo en un mundo en el que prácticamente no encaja, solo apoyado por...
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—Bien, aquí estoy. ¿Dónde está el alcohol?
Bastian y Sharik estaban atónitos cuando Ewan pisó la mansión del primero.
—¿Qué carajo traes puesto?
—Un pijama. ¿Qué? ¿Está mal?
—Ewan, son las seis de la tarde.
—Bueno, estimo que me dejarás pasar la noche aquí, ¿cierto?
Sharik cerró los ojos y negó.
—Bas, creo que esta es una muy mala idea.
—¿Qué cosa? —dijo Ewan mientras dejaba los packs de cerveza en las manos de Bastian y se adentraba en la enorme sala.
—Ewan, la reunión de hoy no es para divertirnos —aclaró Bastian—, sino para ayudar a Sharik. Y es importante que estés lúcido, del mismo modo que cuando estudias, ¿entiendes?
Ewan tragó saliva y vio la consternación en su amigo.
Carajo, Bastian tenía razón, era un imbécil insensible.
—Lo lamento, Sharik —dijo arrepentido—. ¿Es sobre tu hermano?
—No —replicó—. Ya no puedo cambiar lo que le pasó a él, pero puedo ayudar a alguien que también amo.
Ewan, con su elegante pijama de raso color vino, tomó asiento en el cómodo sillón color crema, listo para escuchar a su amigo y su petición. Sharik se sentó junto a él, mientras que Bastian traía café para los tres. Le mostraron los correos que había recibido Kaz. Era cierto que pasarían varias horas sin dormir, pero no de la forma que esperaba. Ewan tenía ojos grises, similares a los de Sharik. Pensó que los de él no se veían tan bellos cuando se llenaban de lágrimas amargas. Y no era que su vida había sido un lecho de rosas.
Tenía 23 años y vivía con su padre, Fabien Marcus, un acaudalado empresario de 45 años. Su madre había muerto cuando tenía 18 años y jamás se recuperaron de la pérdida. En un momento, Ewan se cansó de ver a su padre insultar y perder su vida solo en su trabajo y comenzó a vivir con descontrol. Alcohol, chicas, chicos, y el círculo volvía a comenzar. Era muy inteligente, pero más de una vez dejó los estudios porque la depresión lo llevaba a internarse y reponer fuerzas. Su padre lo ignoraba, perdido en el dolor, y al ver en su hijo el rostro de su amada. Mirar esos ojos grises era sentir que se rompía en mil pedazos. Significaba ser consciente de que jamás estaría con ella de nuevo.
Y fue en una biblioteca mientras Bastian discutía con un grandulón que Ewan lo defendió. No era delgado, tenía un cuerpo perfecto a base de gimnasio y una dieta vegana. Rápidamente se hicieron muy amigos, al igual que de Sharik, Becca y Amalia. Desde que los conoció, siempre estuvo para ellos, y ahora no sería la excepción.
Escuchó, atento, toda la historia de Kaz y Sharik, las cosas buenas y malas, y en parte entendió el motivo por el cual lo seguía amando. Era un hombre único. Era el tipo de hombre por el cual Ewan daría la vuelta al sol a pie.
