«Está aquí».
Lo había encontrado. Aquello que su corazón decía era lo correcto. La alegría se mezclaba en una danza lúgubre con la desesperación. La alegría de haberlo encontrado, la desesperación de no tenerlo y la angustia que lo embargaba al saber que no lo vería pronto porque no había forma de ingresar allí.
—¿Estás bien? —preguntó Bastian a Ewan, y este negó.
—Carajo, jamás en mi vida tuve tanto miedo. Ni siquiera puedo imaginarme lo que deben sentir los reos con esos guardias.
—¿Piensas que te habrían matado?
—Si no me iba, dalo por hecho. El tipo que salió me lo corroboró, aunque ahora estoy más preocupado por Kaz.
—¿A qué te refieres? —indagó Sharik.
—Los tipos saben que lo buscamos. No nos conocen, pero no tardarán en ubicarnos. Eso me da más miedo.
Habían andado alrededor de cien kilómetros y llegado casi a los límites del estado. La nieve poco a poco comenzaba a volverse una tormenta incontrolable. En cualquier momento perderían la visibilidad. Estaban tan ocupados en el camino que no prestaron atención a la camioneta negra que los sobrepasó a toda velocidad.
—Deberías detenerte —dijo Sharik cuando la nieve golpeaba con tanta fuerza que en cualquier instante rompería el parabrisas.
—Podemos morir congelados aquí.
—Vamos a morir de todos modos si sigues conduciendo con esta nieve.
—La puta madre. —Ewan puso las balizas y decidió que la opción de Sharik era la mejor, así que se hizo a un costado de la carretera, lo más que pudo para evitar ser embestido por algún otro vehículo.
Nadie los preparó para el regreso de aquella camioneta negra, la cual los cruzó por delante para obligarlos a detenerse.
—¡Cuidado! —gritó Bastian.
Su amigo pisó el freno, pero, de todos modos, debido a lo resbaloso del camino, chocó el costado de la camioneta.
—¡¿Qué carajo?! —Sharik vio a tres hombres vestidos de negro descender del vehículo y entonces entendió—. Vienen por nosotros.
Ewan se agarraba el costado de la cara, que había dado en el lateral de la puerta. Su mente apenas procesaba lo que estaba por suceder.
Sin preámbulos, uno de los tipos se acercó y golpeó con una especie de pica el vidrio de Ewan. Los muchachos gritaron y se quitaron los cinturones de seguridad. Demasiado tarde. Los otros dos se encargaron de Bastian y Sharik; abrieron las puertas y les apuntaron con armas.
Ewan forcejeó con uno de los hombres. Era mucho más alto que él. Sacó un derechazo y le dio contra el rostro, que estaba cubierto por un pasamontañas. No había nada que los identificara. Grave error. El tipo lo sostuvo del cuello y le dio un puñetazo tan fuerte en el mentón que estuvo a punto de desmayarlo.
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AMORES DE INVIERNO - S.B.O LIBRO 11 ( Romance Gay +18)
Romance¿Alguien está preparado para aceptar la muerte de los seres que ama? Sharik viene de una etapa muy dura debido a la enfermedad y la posterior muerte de su hermano menor. Se siente solo en un mundo en el que prácticamente no encaja, solo apoyado por...