18 - Nico Otamendi.

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"Que se entere"

Otra vez mi novio me dejaba sola en una de sus fiestas.

Siempre que organizaba una fiesta ya sea en la casa o en algún boliche privado terminaba dejándome sola.

Me sentía una idiota porque las minas del lugar me miraban divertidas y no se porqué, si yo ya sabia que me metía los cuernos, pero cómo nuestra pareja era querida por el público estábamos obligados a seguir adelante con esta farsa.

—¿puedo?—Nico apareció frente a mi y señalo la silla a mi lado.

Estaba lo suficientemente alejada de la gente así que no sabía como el logró localizarme.

—Nico, no quiero que nos vean juntos, suficiente tengo con los rumores de esta noche sobre mi novio, no quiero otro más—susurre sin mirarlo.

Otamendi se sentó sin esperar a que le diera una respuesta afirmativa.

—¿por que? Tampoco es como si estuviésemos haciendo algo malo—levantó los hombros y le dio un trago a su bebida.

Comencé a ponerme nerviosa.

Hace unos meses que Nico hizo la misma pregunta en una fiesta pasada y unas cosas llevaron a otras y terminó siendo mi amante.

Pero eso no era lo peor. Sino que desarrolle sentimientos por él y ahora no sabía cómo manejar la situación. Porque aún quería a mi novio, por muy idiota que fuese, pero si tenía un amante ¿mucho no lo quería, no?

—No, pero no quiero que él nos vea—miré a todos lados pero no noté a nadie mirándonos.

—¿tenes miedo que se entere que ando con vos? ¿O te doy vergüenza?—frunció el ceño.

—¿que? No digas pelotudeces Nico—lo mire seria—lo que estamos haciendo esta mal, y no tengo vergüenza de vos, solo que es difícil—susurré.

—¿el que? Mira, nos gustamos desde la primera vez que nos vimos, hacemos el amor, somos felices cuando estamos juntos, no entiendo como podes seguir estando con ese tarado que solo te pone los cuernos y te presume como si fueses un objeto suyo...

—Siempre lo mismo Nico. Desde un primer momento te aclaré que no quería nada serio...—me levanté. No quería pelear con el. Pero es que cada vez que lo veía quería escapar con él a donde nadie nos pudiese encontrar, pero no podíamos.

—es que no aguanto más toda esta mierda—el se levantó y se acercó a mi tomándome por la cintura y pegándome a su cuerpo. La piel se me puso de gallina y un escalofrío recorrió toda mi espalda. —Necesito tenerte, pero no solo un rato, sino siempre. ¿Vos no entendes que te amo?—subió una mano hacia mi rostro y acarició mi mejilla para luego con su pulgar recorrer el contorno de mis labios. —Vayamonos de acá, el gil ese ni se va a dar cuenta que te robe delante de sus ojos—sonrió de costado y fue suficiente para convencerme.—Mhm esa mirada me dice que te gustó la idea de rajar de acá...

—¿entonces nos vamos o vas a seguir chamuyandome?—acaricie su mejilla y él se inclinó para besarme.

—no necesito chamuyarte si sos mía—se alejó levemente y tomó mi mano llevándonos fuera del lugar hasta su vehículo.

One Shots - ScalonetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora