58 - Lisandro Martínez.

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Una vida junto a vos

Lisandro reia mientras estaba tomando mates, sentado en la manta, mientras miraba a su familia jugar frente a él.

Se colocó los lentes de sol para poder verlos mejor.

Habían ido de vacaciones a la playa aprovechando que Lisandro tenía varios días libres como vos también.

Y sus pequeños hijos estaban en época de receso escolar.

— ¡papi! —Tomás, su hijo más grande de 5 años, se le tiró encima cuando llegó hasta él.

Lisandro lo corrió por instinto, tomándolo con un brazo y pegándolo a él mientras con el libre aparataba el mate lleno de agua caliente.

— ¡Tomi! Te dije mil veces que tengas cuidado si tenemos cosas caliente encima —Lisandro se levantó los anteojos, dejándolos sobre su cabeza y frunció el ceño mirando a su pequeño.

— perdón... sólo quería abrazarte —bajó la cabeza sintiéndose culpable.— ¿te lastime? —miró el pecho de su papá y luego sus brazos.

Lisandro suspiró y lo acomodó sobre sus piernas, dejándole un beso en su frente.

— no te estoy retando mi amor, solo que me asustaste. Papá está bien ¿si? No te preocupes, yo tenía miedo de que vos te quemaras... perdón por levantarte la voz —acarició su cabello y notó como el pecho de su hijo subía y bajaba con hipo.

Tomás había comenzado a llorar.

— No peque, perdón —lo abrazó cubriéndolo con sus brazos y lo meció de un lado a otro suavemente.

Vos tenías en brazo a la más pequeña de 2 años Leila. Y cuando viste que Tomás se encontraba en ese estado, caminaste hacia ellos preocupada.

— ¿qué pasó amor? —miraste a Lisandro.

— nada gorda, se me tiro encima teniendo el mate en la mano, y le levante la voz sin querer, lo asuste y se puso así —explicó él mientras seguía abrazando a su hijo.

— vos también Lis... —susurraste sentandote a su lado, bajo la sombrilla.— Tomi, papá está bien, no te pongas triste ¿si? ¿Pensaste que se enojó con vos? —susurraste acariciando su espalda.

El pequeño asintió y volteó para verte.

— ¿como me podría enojar con vos campeón? —Lisandro rio y besó su cabeza.

— no pasa nada mami, no te enojes con papá, mira ya no estoy llorando —sonrió el pequeño derritiendo el corazón de Martinez.

— está bien, no me enojo con papá —sonreiste picando su nariz.— ¿por que no le contas a papá del castillo de arena que hiciste con Leila? —susurraste.

— ¡ah si! ¡Papi! Hice un enorme castillo allá, mira —le tomó el rostro apuntándolo en donde estaba hace un momento el castillo que hizo con vos y su hermana bebé, pero que ahora había sido demolido por el mar. La tristeza adornó sus facciones.

Lisandro te miró de reojo y suspiró. Odiaba ver a su hijo mal. Agradecía que fuese un nene muy amable y empatico con todos, pero sabía cómo era sentirse así a tan corta edad, pues Lisandro solía ser así. Era la viva imagen de su pasado.

— ¡Tranquilo campeón! Que papá siempre ve todo —lo abrazó besando su mejilla derecha— Habias levantado como tres columnas re altas, una te la pateo tu hermana pero mamá te ayudo a levantarla ¿no? —tomó sus manitos.

El pequeño Martinez volvió a sonreír y lo miró con un brillo de emoción en sus ojos.

— ¿en serio lo viste papi? —Lisandro asintió— era tu regalo, fue mi idea pero se ve que al mar mucho no le gusto —hizo una mueca.

One Shots - ScalonetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora