33 - Papu Gomez.

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Advertencia: no me vayan a odiar por lo que van a leer a continuación, sepan que lxs quiero mucho🥹

"Egoísmo"

Estabas cambiándole los pañales a tu bebé cuando notaste que tus lagrimas comenzaban a caer de nuevo.

—No te asustes mi amor, mamá solo está triste pero no va a durar mucho ¿si?—sonreíste una vez terminado el cambio, y alzaste a tu beba de 5 meses. Besaste su mejilla gordota y fuiste hacia la cocina para prepararte un té.

Hace unas semanas que Alejandro estaba un poco distante con vos. No llegaba para la hora de la cena y si lo hacía iba directo a la cama a dormir. Pero hace dos semanas que había dejado de ir a la casa. Solo pasaba a saludar.

Pensaste que era todo el estres del trabajo, del cuidado de su salud, pero solo fuiste ingenua.

Escuchaste la puerta principal abrirse justo cuando estabas por servir el agua caliente en la taza.

Julieta, tu bebé se removió al sentir los pasos de su papá por lo que por miedo de que cayera de tu brazo, en el que la sostenías, moviste la pava eléctrica tirándote agua caliente en la pierna.

—¡la re putisima madre que me parió! —dejaste la pava en la mesada con un estruendo fuerte.

—¿que pasó?—Alejandro entró corriendo a la cocina y tomó a la bebe en sus brazos. La bebe automáticamente llevo sus pequeñas manos al rostro de su padre quien te miraba preocupado.

—¡Nada!—exclamaste en llanto mientras abrías la canilla para mojar un repasador y llevarlo a tu muslo que ardía.

—deja que dejo a Juli en el corralito y te veo eso, no te pongas nada—advirtió y fue al living para dejar a su bebé dentro del corralito con varios almohadones—papá ya vuelve ¿si? Va a curar a mamá que se lastimó —besó su cabeza dulcemente y corrió nuevamente hacia vos.

—Estoy bien, solo cuidá a la nena—volviste a mojar el repasador pero Alejandro tomó tu cintura llevándote hacia la silla del comedor y te sentó.

—Por suerte no parece grave, igual mañana vamos al hospital. Ahora busco la crema cicatrizante que tenes así evitamos que te duela mucho ¿si?—tomó tu rostro pero alejaste sus manos como si su toque fuese lo que realmente te quemaba, aunque la piel de tu pierna estaba roja.

El suspiró haciendo una mueca y fue a su habitación en búsqueda de la mencionada crema.

Vos aprovechaste a llorar en silencio mientras te limpiabas las lagrimas con tu remera.

Al poco tiempo volvió y se hincó en sus rodillas para colocar delicadamente la crema sobre la parte afectada.

—puedo sola—insististe.

—déjame a mi, no me pelees—Gómez corrió tu mano un poco harto de tu reacción evasiva hacia el y en silencio colocó la crema.

Te quejaste, y aunque tus lagrimas en cierto modo era por el dolor de la pierna, había un dolor interno que te ponía peor.

—¿por que viniste?—susurraste.

El tapó la crema y te miró levemente mientras se ponía de pie.

—vine a ver a mi hija...—susurró y vos te paraste dolida por el cambio repentino de su voz.— quédate unos minutos ahí sentada...

—podes irte, Juli tiene que dormir—pasaste por su lado, caminando casi rengueando con la pierna y fuiste hasta el corralito, pero antes de llegar a este Alejandro tomó tu brazo volteándote.

One Shots - ScalonetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora