un lugar en donde podrás echar a volar tu imaginación;
junto a eddie munson,
o joseph quinn 🎲
- no acepto la copia ni la traducción de ninguna de las historias publicadas en este libro.
🏅#144 en 𝘴𝘵𝘳𝘢𝘯𝘨𝘦𝘳𝘵𝘩𝘪𝘯𝘨𝘴
🏅#110 en 𝘦𝘥𝘥𝘪𝘦𝘮�...
RESUMEN: La comunicación de sus sentimientos jamás ha sido el fuerte de Ellie. Sin embargo, está dispuesta a dar el primer paso a su manera.
parte final {lean la nota al terminar}
smut +18 (!)
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Por favor, bésame.
Tres palabras que retumban el silencio en la habitación.
Los brillantes ojos azules lo observan con anhelo, y su mirada se clava en la manera en que sus labios entreabiertos dejaban caer una pesada respiración ante la casi inexistente distancia entre sus rostros. El tono de súplica en el aterciopelado susurro de la pelirroja no fue ajeno al británico, y, posiblemente, eso haya sido lo que provocó que las rodillas se le debilitaran, y que su corazón haya aumentado considerablemente el golpeteo bajo las costillas.
Joe eleva una de sus manos hasta la sonrojada mejilla de Ellie, despejando algunos mechones de cabello que se interponían en sus delicadas facciones. El británico admira cada uno de esos pequeños detalles, consumiéndolos como si fuera una llama de fuego que estaba a punto de arder en la pálida piel de la mujer entre sus brazos.
Ellie resopla, algo para nada atractivo en una situación así. El silencio la estaba volviendo loca.
—¿Aún estás ebria? —, su voz ronca cuestiona, y su pulgar acaricia cerca de su barbilla en un frote delicado.
Su cabeza se mueve de forma negativa y a la vez tímida, de manera que el toque persistiera en su piel; quemándola, consumiéndola.
—No, no lo estoy —, Ellie murmura, y estaba diciendo la verdad. Su resistencia al vino era evidente, y si bien la pone mas risueña y habladora de lo normal, estaba completamente consciente de lo que estaba ocurriendo. Siempre podía culpar al alcohol la mañana siguiente, en caso de que nada bueno saliera de esta situación.
—¿Tú lo estás?
La pelirroja pregunta esta vez, con las cejas elevándose y escondiéndose bajo el tenue flequillo que caía con delicadeza sobre su mirada. Joe muestra una pequeña sonrisa en la esquina de su boca, negando con la cabeza.
—Nunca he estado mas sobrio en mi vida.
Ellie siente que el ritmo de su corazón aumenta en una forma enfermiza, y teme de que el hombre frente a ella lograra escuchar el efecto cardíaco que le provocaban sus palabras. Su lengua remoja sus labios, inquieta, y cree que podría derretirse bajo esos dos ojos marrones que la miraban con tanto deleite y un tinte de asombro.
—Entonces, ¿por qué no estás besándome ahora? —, los labios hinchados por haberlos mordisqueado toda la noche se balancean frente al inglés, la boca se le seca y las palabras se quedan atoradas en su garganta, impasible.
