42: 𝐚𝐟𝐭𝐞𝐫𝐠𝐥𝐨𝐰

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RESUMEN: Thea creyó que tenía razones para atacar, pero no las habían.



« hey, it's all me, in my head, i'm the one who burned us down

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« hey, it's all me, in my head, i'm the one who burned us down

but it's not what i meant, i'm sorry that i hurt you

i don't wanna do, i don't wanna do this to you

i don't wanna lose, i don't wanna lose this with you

hey, it's all me, just don't go

meet me in the afterglow »





La respiración de Althea hacía contraste con la fría temperatura en el exterior, formando pequeñas nubes de calor a medida que caminaba a pasos apresurados hasta la preparatoria.

El cielo matutino de Hawkins daba paso a un gran sol de invierno a través de las montañas, pequeños y brillantes rayos de luz cayeron sobre su rostro, mezclándose entre la gente con la mirada gacha y las manos escondidas en los bolsillos de su chaqueta.

—¡Eh, Thea!

La familiar voz rasposa de Robin la detuvo a medio camino, girándose en sus propios talones para encontrar a su frenética amiga correr hacia ella. Thea le muestra una sonrisa forzada, algo incómoda de tener que disimular el desastre emocional por el que estaba pasando últimamente.

—¿Estás bien? —, la de melena preguntó sin rodeos, frunciendo ligeramente el ceño y examinando su aspecto cautelosamente. —No me mientas, Thea. No a mi. — ella insistió, acercándose y sintiendo que su pecho se apretaba al ver la expresión de sus ojos.

No era una novedad para Robin que Thea tuviera sus repentinos ataques de encerrarse y alejarse del mundo exterior, de sus amigos, de su novio e incluso de su propia familia. Desde que estuvo hundida en una horrible relación tóxica con su ex-pareja, y que, además, este mismo se atreviera a humillara frente al mundo entero, engañándola a vista y paciencia de todos, los problemas de confianza de Thea eran incontrolables.

Fueron meses de trabajo personal, intentando encontrarse a si misma otra vez, queriendo recuperar su identidad y conectarse con su cuerpo después de tantas batallas perdidas, dando toda su sangre, sudor y lágrimas por una relación que no valía la pena en absoluto.

Sin embargo, la llegada de un extraño metalero de aspecto rudo pero de ojos dulces a su vida pudo derribar las paredes que Althea había construido alrededor de su corazón. El adorable Eddie Munson había logrado meterse en su piel en poco tiempo, respetando y esquivando pacientemente los múltiples obstáculos que Thea le ponía de manera inconsciente, comprendiendo que solo tenía miedo de ser herida una vez más.

𝐑𝐎𝐂𝐊𝐒𝐓𝐀𝐑, 𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 | 𝐞𝐝𝐝𝐢𝐞 𝐦𝐮𝐧𝐬𝐨𝐧 & 𝐣𝐨𝐞 𝐪.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora