un lugar en donde podrás echar a volar tu imaginación;
junto a eddie munson,
o joseph quinn 🎲
- no acepto la copia ni la traducción de ninguna de las historias publicadas en este libro.
🏅#144 en 𝘴𝘵𝘳𝘢𝘯𝘨𝘦𝘳𝘵𝘩𝘪𝘯𝘨𝘴
🏅#110 en 𝘦𝘥𝘥𝘪𝘦𝘮�...
RESUMEN: El profesor Quinn ha estado luchando con sus sentimientos últimamente al descubrir que se siente fuertemente atraído por una de sus mejores alumnas.
(!) smut +18
parte final
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━━GOLDEN RECORRÍA LAS ESTANCIAS DE LA UNIVERSIDAD con un ligero calor llenándole el pecho. Ya estaban a unos minutos de ser las tres de la tarde, por lo tanto, la muchacha de ojos miel se dirigía con pasos rápidos y cuidadosos hacia el despacho del profesor Quinn.
Sus pies finalmente llegaron hasta la oficina de la facultad, donde tomó un profundo respiro antes de atravesar las puertas de cristal, acercándose hasta el mostrador donde una mujer rubia y ridículamente hermosa estaba sentada al otro lado. Sus antebrazos se apoyaron con timidez de la recepción ante los amables ojos de la secretaria, quien esperaba en silencio que Golden hablara.
—Buenas tardes. Uhm... tengo una reunión a las tres en punto con el profesor Quinn de literatura inglesa —, la castaña saludó vacilante y recitó las palabras como un engranaje, intentando no esbozar un tono de voz muy seco hacia la desconocida.
No obstante, la expresión gentil que la rubia tenía en su rostro se desvaneció al momento en que Golden mencionó a Joseph; dejando en evidencia una de sus estilizadas cejas alzadas con incredulidad. La ojimiel frunció levemente el ceño ante su gesto, sintiéndose intimidada de un momento a otro.
Gesticuló una sonrisa con esfuerzo, mirando a la jovencita frente a ella —. Por supuesto. ¿Cuál sería el motivo de la reunión? —. La rubia, a quien Golden pudo reconocer como Judie gracias al gafete que llevaba en su chaleco, le cuestionó con una suavidad aterradora.
Golden bufó hacia su interior, reconociendo al instante la mirada fierecilla que la dorada le daba, sin molestarse en pasar desapercibida. Sin embargo, la ojimiel sonrió con sorna hacia ella e inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado, dispuesta a no dejarse espantar por una mujer obviamente mayor; era penoso la verdad, ¿por qué la secretaria se sentiría amenazada por ella?
—Resolver un papeleo respecto a las tutorías que impartiré —, respondió ahora sin importarle el tono duro que su voz tomó de pronto. Judie no eliminó la sonrisa falsamente cortés de sus labios, por lo que meneó la cabeza al comprender y anotó algo en la hoja bajo sus ojos.
—¿Nombre?
—G...
—¡Golden!
La muchacha estuvo a punto de responder a la molesta secretaria, pero su nombre se deslizó de los labios de otra persona a la distancia. Golden miró al profesor Quinn en el umbral de la puerta a unos metros, quien formó una suave sonrisa en su cara al ver a la ojimiel parada a unos pasos de distancia. Estaba ansioso de verla, y cuando distinguió su voz decidió salir de su despacho para encontrarla por él mismo, esbozando su nombre hacia su dirección en forma de saludo.
