LA ACOSADORA DEL REY DEMONIO [#4]

CAPÍTULO 1

Mily

Hablar con tía Annie es una presión inmensa, ella es súper linda y cada vez que me ve me recibe con una sonrisa inmensa en las reuniones familiares, ella como su esposo el tío Dereck tienen sabido que tengo una pequeña fijación con su hijo.

El año escolar acabo y retomando lo anterior, al principio estaba nerviosa de hablar con tia Annie porque la convencí de meter a estudiar a su hijo —o sea el amor de mi vida, futuro esposo, padre de mis futuros hijos y encantador Malecay —a una escuela para gente chicos y chicas de cualquier especie sobrehumana, o sea mi instituto.

Fue un poco duro convencerla porque me decía que el rey Dereck no iba a aceptar que su hijo se empapara de otro conocimiento que no sea la vida y reglas del inframundo, pero cuando le dije a Annie que su hijo también es mitad hombre lobo y que necesita conocer de lo que es una vida en la manada se convenció.

Casi gritaba de la emoción cuando me llamo para decime que si pudo convencer el rey Dereck.

—¿Lista para el primer día de clases? —dice mi madre; Roxana, muy emocionada —, espero que esa fijación por querer hacer un examen que te subiría de nivel educativo no sea porque cierto chico inteligente que subieron un grado más arriba que tú desde Niño y Justo de casualidad vaya a comenzar su ciclo escolar en la manada, ¿no son muchas casualidades Mily? —dice mi mamá cruzándose de brazos.

—Yo también me sorprendí por eso mamá, yo solo hice la prueba porque los profesores vieron en mi talento para el estudio y me dijeron que no debía estar en el nivel que estaba, debía estar más arriba, y que el hijo de mi tía Annie Justo esté en mi instituto es pura coincidencia.

—Sabes que no me trago absolutamente nada de lo que acabas de decir —dice mi mamá sería y yo me acerco a ella para darle un beso en la mejilla de despedida —, hablé con Annie y me dijo que le mostraste la opción de la escuela.

Alerta: cambiar de conversación.

—No es necesario que me lleves, iré en bici, te llamo o escribo cuando llegue —me bebo el jugo de la isla de la cocina y salgo disparada hacia la salida.

Mi nivel de emoción esta desmedido.

Monto la bicicleta y manejo lo más rápido posible, todavía faltan veinte minutos para que comience las clases y al paso que voy llegar en diez, con diez minutos faltantes para esconderme entre la multitud y esperar a que llegue Malecay, ahí lo perseguiré hasta saber en qué salón está y poder pedir que me pasen a ese... si es que puedo convencer al director.

No soy una joyita para los profesores, me tienen tachada como un completo desastre, los mismos se sorprendieron porque pase la prueba con excelencia, ningún profesor me tenía fe, soy inteligente, pero me da flojera demostrar mucho más de lo que puedo dar.

No me podían negar el pasar de curso.

Sí, soy una chica conocida en el instituto pero no del tipo de chica popular porrista, sino del tipo desordenada, que saludó a todo el mundo cuando pasa por todos lados.

Todo el instituto me conoce como la chica que dejo caer una cáscara de banana que justo piso el director, fingí que fue un accidente y por suerte nadie de los presentes me culpó sino que me siguieron el juego.

¿Por qué le tire una cáscara de banana? Porque soy la más suertuda, el director había llegado de malas y estaba peleando con su mujer, no midió la maldita fuerza y me aparto tirándome al piso, iba tan distraído escribiéndole mensajes a su mujer que ni noto cuando me lanzo, todo el mundo me vio en el piso.

Y la mayoría vio mi venganza, así que por esa y más travesuras organizadas me conocen, al principio las inicié porque creía que si cometía la mayor travesura me mandarían a vivir al inframundo, ya cuando mi madre me atrapó diciendo mi plan Perfecto frente al espejo me dijo que el inframundo no era un lugar para mi y eso no iba a suceder por más que quisiera, que lo máximo que podía pasar era que me cambiaran de escuela, que en el inframundo hay demonios qué tal vez no me vayan a respetar y podrían hacerme mucho daño, hasta la muerte.