CAPÍTULO 5

5.4K 416 42
                                    


Mily

Silencio en el auto... en todo el camino a ávido un silencio de mierda, mi mamá esta triste por dejarme sola al igual que papá, pero ella me dijo que no hay vuelta  atrás y que realmente aquí iba a estar mucho mejor.

Pero que soy yo sin mi mejor amiga, dibujo cosas imaginarias en la ventana del auto mientras me lamento porque no volveré a ver a mi preciada Sara, de seguro aquí hay pura niña estirada y bien portada, antipáticas y correctas, lo peor es que mi madre me dijo que aquí no existe un: estás expulsada, aquí se basan en castigos, castigan en una cabaña como de tres metros por tres metros, cuper pequeña, solo una silla y tú ahí adentro, durante las horas que dependan la desobediencia, travesura o falta de respeto que se haya comentido.

Cuando el auto entra en el internado se me van las esperanzas, es un lugar inmenso, un campus como de dos hectáreas sino son dos y medio, esto es inmenso, y tiene canchas de todo tipo.

Hay una casa aparte gigantesca al lado del instituto, esa vendría siendo la casa de las habitaciones.

Me relamo los labios cuando escucho como papá abre mi puerta para que salga.

—Vamos Mily, no te pongas pesada —le saco mi mejor cara de tristeza, besa mi frente pero no cae en mis encantos —, sal rápido sino quieres que te saque tu mamá.

Salgo con rapidez y cuando pongo un pie a fuera, del otro lado de la glorieta se puede apreciar un auto que reconozco extremadamente rápido.

No...

Mi mundo se cae cuando de este sale Malecay leyendo un libro, cuando sus ojos se fijan en mi lo cierra.

—¿No es hermoso hijo? —dice Annie mirando todo el lugar —, tu prima Aza es la mejor directora de todos la vida.

Se me cae la vida, del auto sale Dereck y ayuda a su mujer a sacar las maletas de su hijo y este aburrido las recibe.

—Gracias —la tía Annie le estira los cachetes.

—No hay de que mi bebé.

Otro auto llega y también lo reconozco me acerco a mi madre y le sacudo el brazo.

—¡Mily! —me grita haciendo que los otros invitados me miren.

—¡Sara! —le grito extremadamente feliz, la abrazo fuerte y siento que llorare de la emoción, creí que estaría sola.

—No te podía dejar sola —me dice Sara despegándose de mi —, seria aburrido sin ti, aunque aquí no podremos hacer lo mismo que allá —le sonrió con decepción y coloco mi brazo en su hombro.

Llegan dos autos más y mi enojo se expande cuando veo bajar de ese auto esos dos chicos que estaban junto a Malecay, un pelinegro con ojos color naranja y piel totalmente blanca, el otro tiene dos pequeños cuernos, ojos grises con el cabello negro, garras y un color rojo; es el imbécil que lo hizo decir cosas horrible de mi.

Putos idiotas.

Sara se va a despedir de sus padres y yo hago lo mismo con los míos, mi madre me jala los cachetes y me mira triste.

—Ahora estarías en la casa comiendo helado hasta reventar mientras pasas los canales del televisor por deporte —yo la miro apenada y voy a despedirme de papá.

—Pórtate mejor Mily —me abraza para luego devolverme el cabello —, de aquí no sales con travesuras, la directora tiene permiso hasta para darte unas buenas nalgadas.

—¡Papá! —me sonríe y besa mi frente.

—Nos vemos en tus vacaciones —asiento y los veo marcharse.

LA ACOSADORA DEL REY DEMONIO [#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora