LA ACOSADORA DEL REY DEMONIO [#4]

FINAL

Mily

—Mamá, no creo que sea una buena idea visitar a mi hermana, te tratará de loca y a mi de impostare —le digo nerviosa mientras me jalaba hacia la mansión inmensa.

—Patrañas, no me importa que me tache de loca, quiero que veas a tu familia si sea de lejos, hasta que arreglen tu problema. Por cierto, ¿cómo va este chico con eso?

—Me dijo que ya estaba terminando pero le faltaban detalles.

—Pues me hace feliz escuchar eso —a mi también realmente.

Ha pasado una semana y ha sido la semana más extraña, visite todos los días a mi madre intentando evitar a Malecay, su acercamiento me deprime, me hace recordar de qué no puedo estar con él y que cada vez que me así que me va a tratar como una impostora, ahora me tocó observar entre las sombras cuando él no me ve y evitarlo cuando se me acerca.

Soy una idiota lo sé, pero no quiero hacerme más daño, mejor espero a que Axel termine, ya me dijo que está casi, y es muy importante que lo haga él, si lo hace Dereck eso me dejaría sin poder usar magia y poderes de hombre lobo, también sería como el resto de demonios viviría bajo el control de la familia real.

En cambio con Axel no estaría bajo el control de nadie, y podría acceder al poder de bruja, aunque no lo pueda hacer con el de hombre lobo,  ya me resigne a olvidarme de Trixa.

Estoy muy cerca de regresar a mi anterior vida y vivir en paz.

—¡Mami! Te estaba esperando... —su mirada se detiene en mí y frunce el entrecejo, su espalda se pone recta y arquea una ceja —, ¿madre, que haces junto a una bruja de magia negra que por casualidad se parece a mi hermana?

—Es mi nueva amiga, la conocí en el supermercado —mi hermana se tensa.

—Mamá, entra a la casa y déjame hablar con ella.

—No, hija, ella no es un peligro ni mucho menos —mi madre me abraza por el hombro y yo trago saliva al ver como su postura es de ataque.

—Madre sueltala —le dice y es cuando interfiero.

—Yo no le haré daño a nadie —me intento acercar a ella, pero me tomó del brazo, me lo gira y me tira al piso.

—¡Hija no! —grita mamá, pero Elizabeth ni se inmuta.

—¿Quien eres y cuáles son tus intenciones?, ni siquiera las brujas decaen brujas de magia oscura, ¡guardias! —grita y es cuando mis alarmas se prenden.

Me agito tan fuerte y digo un conjuro haciendo que Elizabeth se aparte de mi.

—No tienes malas intenciones e intentaste reventarme contra la pared —negué con la cabeza repetidas veces.

—No, yo no quise...

—No, quisiste —se va transformando —, sé que tus verdaderas intenciones es meterte en nuestras vidas, estás engañando a mi madre con la memoria de mi hermana —me mira con asco —, te repudio por tu intento a parecerte a mi hermana, jugando con los sentimientos de una señora cuya hija ha muerto.

Mi corazón se rompe en veinte mil pedazos, por esta misma razón estaba intentando evitar acercarme, porque no quería el desprecio de mi familia.

Cuando se termina de transformar corre hacia a mi, comienzo a correr buscando la salida mientras mi madre gritó entre lágrimas, su frustración en grande, su impotencia al no poder decir quien soy y que su hija sea capaz de matar a su otra hija.

Las rejas de la casa se van cerrando así que no me queda más nada que conjurar un hechizo de levitación, subo por los aires la reja pero no mido bien la distancia, la punta de la reja me corta la pierna.