LA ACOSADORA DEL REY DEMONIO [#4]

CAPÍTULO 13.2

Mily

Pase el trapeador de un lado a otro, el cansancio se apodera de mi, este es uno de los días que más odio, el personal está de descanso Justo cuando llego de vacaciones así que me mi mamá se pone hacer los aseos que mantiene la casa ordenada y me extendió una invitación obligatoria, extraño en parte a mi hermana, con ella me repartía los oficios y ahora que no está me toca todo a mi y a mamá.

Creo que no fue una buena idea venir a ver a mis padres, eso me condenó a tener que quedarme en casa y más cuando me vieron regresar con Malecay y no con Sara.

Y ni siquiera la tengo cerca para molestar y conversar, es muy probable que ahora mismo se encuentre follando con Alzur.

Me rasco el trasero apunto de gritar aburrida y frustrada.

—¡Mily, ve al mercado a comprar las cosas para el almuerzo! —suelto el trapeador con rapidez y sonrió.

Aprovecharé esto e iré al supermercado y cuando regrese me quedaré en mi habitación y no seguiré con el aseo, mágicamente fingiré que lo he olvidado.

Ya he trapeado más de media casa, podando el jardín, regado las plantas y sacudido, creo que mi madre podría encargarse del resto del piso que me falta por trapear, además de que mañana llegan los que ayudan, era un solo día de descanso.

Cuando entro al  baño me comienzo a desnudar con rapidez, pero cuando me miro en el espejo mis ojos se posan detenidamente en el collar, extraño a Malecay...

—Estoy aburrida —digo haciendo pucheros mirándome en el espejo del baño —, me gustaría que  estuvieras... —de la nada aparece Malecay detrás de mí —. Aquí... Eso fue rápido.

Me giro y nos comenzamos a besar, sus manos aterrizaron en mi trasero levantándome de tal manera que mis piernas rodearon sus caderas.

—¿Me extrañaste? —dice Malecay besando mi cuello.

—Sí, ¿cómo no extrañar a mi sexy y candente príncipe del inframundo?, ¿haz podido sobrevivir sin mi? —le doy un beso corto.

—Me he sentido como la mierda —besa mi cuello y lo acarició del cabello  —, solo podía esperar el momento en el que pudiera penetrar el coño de mi hermosa y queridísima esposa.

La palabra esposa hace que algo dentro de mi comience a vibrar, a veces se me olvida el hecho de que nos saltamos tantas cosas y que ahora somos marido y mujer.

Nos comenzamos a besar otra vez, entre besos comenzó a caminar a la ducha, donde me pegó contra la pared.

Por si algún ruido que hagamos es muy fuerte, abro la llave de la regadera, aunque mis paredes son insonoras, es mejor ser precavidos.

El agua de la regadera comienza a empaparnos por completo, el agua hace que su cabello comience a pegarse en su frente, se ve tan hermoso y excitante.

Solo puedo pensar en esas perlas rosándome.

—Si me miras así roja como un tomate no podré concentrarme en follarte —me pongo más roja y escondo mi cabeza en su cuello.

Inhalo su aroma como mi santa manía favorita, su mano va hacia mi barbilla y me levanta la cara para que lo mire.

Su boca aterriza en la mía y eso hizo que el ambiente cambiará, la excitación comenzó a nublar mi mente de desesperación y no quería juego previo de nada, solo quería que estuviera dentro de mi.