CAPÍTULO 20

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Mily

Mis párpados están pesados cuando me despierto, solo una pequeña línea de visión es la mía ojos captan, no sé qué hora es, pero de seguro me quede dormida otra vez en la arena de batalla por culpa de lo exhausta que me dejo Tina.

No sé para que me metí en esto, pero es mi sueño... aunque a veces me de flojera levantarme temprano para seguir.

Por suerte no ha venido el insoportable de Axel a romper mi puerta con su toque toque, así que tiene que ser temprano todavía.

Me llevo mi mano a los ojos para restregarlos, error...

—¡Ahhhh! —explayo los ojos y todo me duele, los brazos, , la pierna izquierda y la cara.

Me incorporo y cuando ya tengo los ojos bien abiertos es cuando siento el máximo dolor.

Me miro el brazo, el antebrazo y la pierna y noto las altas quemaduras que tengo, mi cara se siente tiesa y dolorosa y me asusto, pero no es nada comparado a lo que me topo cuando miro a mi alrededor.

—¡Ahhhh! —caí en el foso, en el risco en lo que sea pero pero esto es una mierda.

Precisamente donde caí hay un colchón viejo, está duro pero amortiguó mi caído, todo está lleno de polvo y hay grandes montañas de arena y gente... pero muerta, los cadaveres ya podridos estorban en mi nariz, mis náuseas se activas y cuando veo un espejo roto o mejor dicho;  cuando veo mi reflejo en el espejo roto...

—¡Ahhh! —mi garganta duele, pero ese es el menor de mis preocupaciones ahora, soy un monstruo, la mitad de mi rostro no está y la otra que si está empapada de sangre como casi todos los lugares destrozados y quemamos en mi, veo la piel al rojo vivo.

Mi pecho sube y baja desesperado, me coloco de pie con mucho dolor, comienzo a intentar a viciar mi magia, y lo que dijo Axel era verdad, aquí no funciona nada de eso.

Un crujido suena y mi corazón casi se sale del pecho cuando veo a una sombra aproximarse.

—Creo que hoy después de mucho tiempo podré cenar —retrocedo pero vuelvo a caer con el colchón, tomo lo que estaba más cerca en la arena y es una lámpara partida.

—No te me acerques —le digo desesperada.

—Wao, que agresiva —dice la sombra para luego salir.

Es un hombre, alto, cabello castaño claro largo como a la altura de los hombros, la babeaba medianamente larga pero no tanto, como si se la afeitara, su ropa está desgastada y anda a pie descalzo, no se ve perfectamente bien, pero es guapo.

—No sé que te asustas si la que tiene la cara desfigurada no soy yo. Me gustaría que soltaras esa lámpara al saber que no voy a comentar, esas cosas no me van —lentamente suelto la lámpara hacia un lado —, mucho mejor, ¿quien eres?

—¿Quien eres tú? —le pregunto.

—Soy Eli Wistler, soy un pequeño Niño brujo que cayó aquí hace muchos años, cuando tenía apenas doce años, han pasado diez años en los que he estado aquí.

Lo miro de arriba a abajo y suspiro.

—Soy Mila Waldorf.

—¿Ya? No me dirás un poco de tu historia? ¿Acaso removiste el enojo de algún mafioso brujo? —niego con la cabeza —, ¿quieres que te ayude con problema? Me señala mi cara.

—¿Como? Tienes alguna mata milagrosa o algo que me sane.

—No, tengo magia —cuando lo veo hacer brotar fuego de su mano y apagarlo me da una mala sensación.

LA ACOSADORA DEL REY DEMONIO [#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora