CAPÍTULO 24

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Mily

Ayude Annie con su hijo y ya entendí porque necesitaba apoyo, es imparable, es una lucha para despertarlo y cuando lo hace comienza a correr por toda la habitación gritando que no se bañará, y cuando lo atrapa y mete en la tina chilla y comienza a salpicar agua por todos lados, hay cosas que realmente me parecen una locura, ¿cómo es posible que haya agua en el inframundo?, pues antes no había pero desde lo que pasó con el primer rey demonio y se humanizó un poco hay cosas como bañarse que comenzó a practicar por necesidad.

Aunque pueden durar hasta una semana sin bañarse que no huelen mal, pero en el caso de este pequeño revoltoso tiene parte de hombre lobo.

—Mami... —Pável extiende la I y me mira de reojo —, porque me tengo que bañar frente a esa niña, no la conozco muy bien para que me mire, me da vergüenza.

Annie me sonrió y yo le regresé la sonrisa.

—¿Te acuerdas de Elizabeth? —explayo los ojos.

—Creo que no es buena idea —le digo rápidamente y ella explaya los ojos cuando se da cuenta.

—Por un momento casi lo olvidaba, lo siento.

—No te preocupes —le digo sonriendo.

—Ella es tu niñera —le dice severamente —, además de que se volverá tu amiga y será como parte de la familia.

Pável frunció su el entrecejo y me miró.

—¿Parte de la familia? —me mira de arriba a abajo —, ni que fuera novia de Malecay.

Explayo los ojos y miró a Annie que me mira para luego pasar sus ojos sobre Pável.

—No, Pável, ella no es novia de tu hermano —algo en mi me pico pero lo oculté.

—Pero es muy linda, creo que sería muy bonita como novia de mi hermano —dice y levanta sus manos para apuñalar el agua y salpicar —, Malecay está loco, está enamorado de esa cajita que no me deja agarrar mamá, tiene que conseguir a alguien mejor que esa caja para que no sea tan gruñón.

Trago saliva y la verdad es que este Niño tiene una mentalidad y es más que tremendo.

*****

Salgo del portal que me lleva a la manada capital y suspiro.

Espero que mi plan funcione porque aunque no lo haga no dejaré de intentar hasta poder acercarme.

Saludo a la bruja que me asiente con su cabeza y emprendo mi camino hacia mi casa, la casa de mi la padrés.

Me escondo detrás del árbol cuando veo salir a mi madre de las rejas para subirse al auto, como pensé tiene que estar dirigiéndose al pueblo a hacer las compras.

Y el pueblo está lejos, tengo ganas de gritar porque ahora me tocó caminar, no puedo usar brujería así de la nada en los terrenos de mi cuñado y tampoco es que me funcione muy bien sabiendo que quiero que desaparezca mi aroma a bruja, estar quitando y poniendo mis poderes de magia negra sería dañino para todo mi sistema y no quiero colapsar.

Cuando llego al supermercado donde habitualmente mi madre hace las compras me la topo ahí, suspiro y me acerco a ella fingiendo que necesito un tarro de detergente.

—Con permiso —le digo, su vista estaba perdida hacia otro lado, pego cuando me ve se paraliza.

Sus ojos chocan con los míos y yo lucho para no llorar, mi corazón pelea para salirse de mi pecho de lo fuerte que va creo escucharlo, mi mamá no se mueve y solo me observa.

Sacude la cabeza y me sonríe triste.

—Lo siento, te confundí con mi hija —trago saliva y le sonrió asintiendo.

LA ACOSADORA DEL REY DEMONIO [#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora