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Integra se encontraba cruzada de brazos frente a su escritorio en el estudio. A esa hora de la tarde sus "alumnos" (era más cómodo referirse a ellos así) estaban en prácticas de tiro.

Se encontraba sorprendida gracias a los comentarios escuchados en los reportes. Tres de ellos habían iniciado mucho antes y sin embargo Zack presentaba una mejoría considerable en comparación. 

Según los reportes entregados, el de ojos oscuros mantenía una postura casi perfecta y una puntería mejor que el promedio; claro que si se le comparaba con personas más experimentadas era terrible, pero considerando su situación y el poco tiempo que llevaba entrenando físicamente era digno de sorprenderse. Lo único que conseguía que su disparo se desviara era la fuerza del culatazo producido por el arma, se tambaleaba y por ello el tiro no daba de lleno en el pecho; admitía que necesitaba más entrenamiento físico.

Escuchó la puerta del estudio ser tocada y en cuanto dio el permiso observó al joven en quien pensaba entrar, cerrar detrás suya y tomar asiento frente al escritorio mientras suspiraba y masajeaba sus rodillas; no se había recuperado por completo y necesitaba hacer eso cada cierto tiempo.

– ¿Me llamó, señora?

Sí, lo había mandado a llamar con un sirviente; aún no tenía un mayordomo, así que se lo había ordenado al primer sirviente que observó pasar por el pasillo.

– Escuché que las prácticas de tiro se te dan bien, sin embargo, en esgrima...

– Necesito mejorar en ello.

– ¿Llegaste a usar un arma antes? Dijeron que las sostienes con naturalidad.

– No eran reales, eran de aire comprimido. Pero las usaba para practicar puntería, el culatazo es mucho más suave comparado con el de las armas reales.

Zack no estaba sorprendido por las repentinas preguntas de la mujer, su sorpresa llegaba gracias a que en tantos meses apenas se atrevía a preguntar algo de su vida privada. Era sospechoso que no hiciera preguntas.

– Ordenaré un entrenamiento distinto para ti, así podrás ponerte al día más rápido.

– No hace falta, señora.

– No era pregunta, además de que escuché tus rodillas crujir en más de una ocasión.

Antes de que el joven pudiese responder algo, la puerta fue tocada por alguien más.

– Puedes retirarte.

Zack se levantó y realizó una reverencia antes de dar media vuelta y salir dejando la puerta abierta para el agente que había llegado con un par de folders en las manos.

– Y bien, ¿qué encontraste?

El uniformado se adentró en la oficina y cerró detrás suya. Dejó los documentos sobre el escritorio y comenzó con su reporte hablado.

– "Zack Hunter" no existe legalmente.

La mujer lo miró de manera interrogante antes de comenzar a leer las hojas, iniciando por el recorte de un periódico que tenía unos 19 años de haber sido publicado.

– Por ese motivo nos fue difícil encontrar cualquier tipo de información relacionada con el chico. Sin embargo, encontramos información basándonos en esa noticia.

Integra no necesitaba que el contrario repitiese en voz alta lo que estaba leyendo. En las fotografías era innegable el parecido con el joven de hebras negras, era él a los 2 años de edad y vaya que lucía mal; traumatizado. "Dos horas antes de fallecer por sobredosis; "María" alimentó a su hijo con su propia mascota, un perro recién adoptado de la calle por el menor según la declaración del menor junto a testigos que afirman haber escuchado el llanto del menor acompañados de alaridos de dolor de un canino." La noticia estaba en español, lo que estaba leyendo era una traducción a hecha a mano que venía junto a la nota periodística.

 – Después de dicho suceso el menor fue trasladado a un orfanato en la ciudad de México. Investigamos dicho orfanato en esa fecha en particular y el padre a cargo era el señor "Alexander Hunter", dicho padre desapareció un año después junto con el menor; se le acusó de secuestro y a pesar de que autoridades de dicho país junto a las del vaticano investigaron no fue localizado hasta ahora, no saben nada de él.

– ¿Algún detalle que no esté leyendo aquí?

– Alexander trabajaba para la rama Judas Iscariote.

Con ello, el uniformado obtuvo toda la atención de la mayor.

– No sabemos por qué sigue vivo después del incidente del Zeppelin. Suponemos que no estuvo presente en aquel fatídico día, sin embargo, nada es seguro.

– ¿Es todo?

– Sí, señora.

– Entonces puedes retirarte.

El agente realizó una reverencia antes de salir del estudio.

– Alucard.

Integra escuchó la ronca y profunda risa del sirviente antes de divisarlo entrar a la habitación dando la ilusión de que había sido escupido por la oscuridad.

– Parece que encontré una pieza interesante.

– Investiga que ocurrió con ese sacerdote; qué hizo con Zack. Irás a México y al Vaticano mismo si hace falta.

– Como mi señora lo ordene.

La de ojos verdes leyó nuevamente los documentos mientras se perdía en sus pensamientos. Sabía absolutamente todo acerca de sus alumnos; de dónde provenían, si tenían o no familia, amigos o, aunque sea una mascota. Sin embargo, no sabía absolutamente nada de Zack, hasta ese momento. Era seguro que no recordaba nada del orfanato o de lo acontecido con su madre, quizá ni siquiera recordaba su nacionalidad.

Alucard tenía razón, había encontrado algo interesante.

– ¡Señora! ¡La sala de entrenamiento!

La de hebras canosas suspiró pesadamente antes de levantarse y prácticamente correr a donde se le había indicado, se apresuró más al escuchar el alboroto.

– ¡¿Qué está ocurriendo aquí?!

Su tono elevado provocó un enorme silencio en la sala, resonando únicamente la voz de un alterado Zack quien era sostenido por Victoria. Pudo divisar perfectamente la escena, Bennedict tenía una espada de esgrima clavada peligrosamente cerca del pecho; no entendía como había conseguido hacerlo, si tenían protección en la punta justamente para evitar esa clase de accidentes.

– ¡Y no eres más que un miserable cerdo, acércate y deja que te asesine como a uno, dejando que te ahogues en tu maldita sangre sucia!

– ¡Zack! Llamen al médico, ahora.

– Está en camino, señora.

El silencio reinó, Zack no se atrevió a mirar hacia otro sitio que no fuesen los ojos azules del contrario; jadeaba justo por la ira mientras seguía intentando que Seras lo soltase sin mucho éxito.

– ¿Alguien me explica que ocurrió aquí?

– Bueno... verá. Bennedict intentó... ya sabe, meter la mano bajo mi falda y Zack lo vio intentarlo.

– Pudiste evitar que llegaran a esto.

– Seguía algo impactada por lo sucedido, sigo sintiéndome incómoda si le soy honesta.

– No sabía que eras tan celoso.

– ¡Silencio! No lo molestes en ese estado, Bennedict.

– Lo siento, señora.

El rubio cerró los ojos mientras dejaba salir los quejidos de estar siendo atravesado por una espada.

– ¿No me van a sacar esto?

– Si lo sacamos sin más se desatará la hemorragia. Zack.

El de hebras negras miró a la mayor antes de suspirar y relajar el cuerpo, siendo finalmente soltado por la rubia.

– Lo siento por qué crees que eres la víctima, Benny.

Zack dio media vuelta y salió del lugar, Victoria miró a su jefa preguntando en silencio si debería ir tras él; su respuesta fue negativa, así que permaneció en su lugar mientras que de forma inconsciente trataba de bajar su falda.

Héritier (Alucard)(Hellsing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora