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La fuerte lluvia era escuchada mediante las ventanas y el techo de la mansión Hellsing. Todo estaba silencioso y tranquilo, Zack tomaba una taza de café mientras se encontraba sentado en su estudio, mirando la lluvia con una pequeña sonrisa plasmada en su rostro.

El vampiro se encontraba en su habitación descansando, dejando un rato solo a su joven maestro con sus pensamientos.

Tristemente, Alucard se vio en la necesidad de salir de su cómoda habitación e ir al recibidor, donde encontró a su adorado maestro junto con una repugnante monja y la joven Bella.

—Perdóname.

Camelia no fue capaz de sostenerse por sí misma durante mucho tiempo, cayó de rodillas y sus palmas se apoyaron en el frio suelo, creando un pequeño chapoteo por el charco de agua que se formó e iba creciendo lentamente producto del agua que escurría de su traje y su cabello empapados.

Zack la miró en silencio, notando como los hombros de la fémina temblaban ligeramente, estaba llorando y él no haría nada para detener las lágrimas.

Camelia muy en el fondo esperaba palabras de consuelo, o algún toque. Algo, lo que fuese, pero en su lugar solo escuchó una voz con un tono plano y sin emociones aparentes.

—Bella.

—¿Sí, joven maestro?

—Limpia ese desastre, no quiero esa alfombra húmeda.

—Como ordene.

La paladín escuchó los limpios pasos alejarse y minutos después volver, miró unos pulcros zapatos negros junto a ella y escuchó la voz más dulce que había escuchado en toda su vida.

—Disculpe, ¿podría moverse de ahí? Debo secar eso.

Camelia estaba anonadada, solo pudo asentir tontamente con la cabeza y levantarse para apartarse y permitir a la pequeña criada hacer su trabajo.

―Tu simple presencia es una falta de respeto para mi amo.

La joven palideció al observar al vampiro comenzar a deslizar un arma fuera de su gabardina.

El joven de orbes oscuros suspiró y con nada más que un gesto pequeño y simple de su mano detuvo a Alucard quien solo lo miró con molestia, pero guardó el arma.

―Dígame que quiere aquí, señorita.

―Zack, necesito-

Camelia intentó acercarse más a él y tomar sus manos, temblorosa tanto por el frio como por el miedo de estar en ese sitio.

Su "intento" permaneció como tal, e incluso retrocedió en cuanto un disparo pasó a su lado e impactó la pared detrás suya, dejando un daño tan considerable que hacía obvio que había sido disparada con un arma pesada y grande.

El joven maestro pasó sus manos tras su espalda en un gesto relajado, limitándose a observar como la joven miraba a su alrededor aterrada, tratando de adivinar de dónde venía ese disparo.

―No te recomiendo decir mi nombre tan a la ligera, estás en mi mansión, e incluso fuera de ella, para ti soy "joven señor" no "Zack", ¿entendido, señorita?

Alucard se limitaba a sonreír y mirar a su joven maestro con una mezcla de orgullo y excitación (quizá hambre también); lo estaba haciendo excelente, poniendo a esa miserable campesina en su sitio. 

La satisfacción del vampiro no hizo más que aumentar al notar como la jovencita solo temblaba y balbuceaba.

―Y repito, ¿qué haces aquí?

Camelia entonces se dio cuenta, ese no era el Zack que conocía y lloraba mientras se aferraba a ella, ese era el joven amo de esa organización y debía andar con cuidado, ese disparo solo había sido una advertencia de lo que le esperaba si cometía alguna ofensa de algún tipo.

Héritier (Alucard)(Hellsing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora