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Tan solo un par de minutos después, Zack se encontraba sentado en el sitio de Alucard, bebiendo una copa de vino mientras este último permanecía de pie a su lado.

― ¿Seguro que estás comodo ahí? Me siento como un intruso.

― Estoy bien, a menos que prefieras sentarte en mis piernas.

― No gracias, es... demasiado para mí.

― Hace unos días mencionaste algo sobre haber besado señoritas. ¿Cómo fue eso?

― Ah, eso. Cuando Aksel cumplió los 20 el padre nos trajo a la ciudad a celebrar durante dos días y una noche; en la noche mi hermano se escapó, lo encontré de camino a la habitación y me arrastró con él, alegando que era un cómplice y si abría el pico me iría peor que a él gracias a que yo seguía siendo menor. 

¿Acaso alguien había escuchado algo acerca de que con el miedo el aire parecía ser más frio, pero con la ira el calor solo aumentaba? Bueno, ese choque de temperatura corporal se hizo presente en el lugar. El más joven sintió un escalofrío seguido de una sensación fría, como si hubiese alguna especie de arma apuntándole, algo lo había asustado, pero ni él sabía exactamente que era.

― ¿Sí?

― Terminamos en un burdel. Le pidió a un par de damas besarme y "estrenarme", si bien no reaccioné cuando me besaron, lloré del pánico al ver como intentaban desnudarme.

― ¿Lloraste por algo así?

Y con Alucard estaba el otro extremo del ambiente, su ira solo estuvo en aumento y se encontró a si mismo usando todo el auto control que tenía para mantenerla a raya y no afectar al joven; deseaba ir tras el ahora paladín y romperle el cuello, empalarlo y dejarlo en la entrada del vaticano como un regalo. Pero estaba consciente de que cualquier clase de venganza debía ser efectuada por el joven sentado frente a él.

Tal parece que su ira fue percibida por el joven, lo observó removerse un poco en el asiento y pasar una mano por su nuca en un intento de detener sus constantes escalofríos. 

Además... bueno, no necesitaba ser muy inteligente como para darse cuenta de que las cicatrices en su cuerpo habían sido hechas por Aksel, lo notó en cuanto puso una mano en los hombros de Zack, estaban... apretando demasiado en las zonas correctas.

― Nunca he sentido deseo sexual o similar, me aterra incluso.

― ¿Y con Camelia?

― Nada, me ponía nervioso y acababa llorando.

― Eras muy llorón.

― Supongo.

Zack dejó una copa de vino vacía en la mesita, junto a la copa perteneciente al mayor. Sintió la mano enguantada deslizarse por su rostro y descansar en su mejilla; cerró los ojos y apoyó el peso de su cabeza en aquella mano, era relajante de una forma indescriptible para él.

Los minutos pasaron hasta que el vampiro finalmente pudo percatarse de un pequeño detalle. El joven se había dormido utilizando su mano como una especie de almohada provisional (no era como si le molestara mucho, la verdad).

Quizás necesitaría una cama en la habitación.

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El menor abrió los ojos con pesadez y un enorme ardor, miró un poco a su alrededor antes de escuchar un suave murmullo pidiéndole ir a dormir junto a un suave toque en su mejilla.

Alucard se limitó a observar como el menor asentía y volvía a dormir como si estuviese en la mejor cama del mundo y no apoyado en su mano.

Habían pasado apenas unas tres horas y en todo ese tiempo no hizo más que observarlo completamente inmóvil, sin deseo alguno de perturbar el sueño de su pequeño maestro.

Su espeso cabello negro se enredaba un poco entre sus dedos, sus pestañas... bueno, no eran espesas y enormes, pero sin duda había algo ahí. Su piel era tan delicada ante su toque, solo un movimiento y podría... terminar con todo; pero eso no sería divertido, divertido sería encerrarlo en aquel oscuro sitio y mantenerlo ahí para el resto de sus días.

Si lo alimentaba y vestía, ¿qué tanto podía durar? ¿podría seguir creyéndolo un amigo o su igual, o ya lo comenzaría a ver como lo que realmente es, su principal depredador? ¿intentaría escapar? Sí, lo más probable, pero había una delgada línea entre intentar y conseguir. 

Observó un rincón de la habitación, quizá aquella pared en la que estuvo sellado durante años podría servir para mantenerlo atado, oh, ¿un espeso collar estilo canino o un grillete en alguna extremidad, dos?

Sí, definitivamente estaba teniendo fantasías muy... extravagantes.

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Los oscuros ojos del menor se mostraron de manera perezosa mientras observaba detenidamente su entorno, había dormido de maravilla.

Se sobresaltó y tomó una postura recta en cuanto sus ojos se toparon con los del vampiro quien lo miraba fijamente, apenas pestañeando; no se movió ni en cuanto lo encontró despierto ni mucho menos hizo movimiento alguno para retirar su mano de ahí, como si permanecer así durante tanto tiempo la haya hecho permanecer estática, como una imagen más que un ser "vivo".

Zack observó su reloj antes de jadear producto de la sorpresa y comenzar a tallar sus ojos.

― Buenos días.

― Amanecer contigo no está tan mal.

― Suena como si hubiéramos dormido abrazados y todo.

― Si usar mi mano como almohada cuenta como abrazo, entonces técnicamente...

― No, basta. Que vergonzoso, de seguro se te acalambró el brazo.

― Si algo así hubiese ocurrido entonces te habría corrido a tu habitación.

Alucard se cruzó de brazos antes de reír un poco, limitándose a observar como el menor se levantaba del asiento y se esturaba antes de mirarlo durante unos segundos, asentir con la cabeza y caminar a ciegas durante unos minutos hasta terminar saliendo de aquel oscuro lugar.

Entendía que estuviese un tanto incómodo al no saber del todo como tratarlo ahora que habían cruzado cierta línea. Pero, ¿no podía intentar disimular, aunque fuese un poco?

Aunque quizá esa extraña sinceridad era una de las cosas que le parecían interesantes, o solo quería dormir y por ello tenía esa clase de pensamientos tan... alejados de la realidad.

Héritier (Alucard)(Hellsing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora