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Bella miraba al vampiro de pie en la oficina junto a su joven maestro quien estaba leyendo la carta previamente tomada de aquel informante. Se sentía curiosa más que intimidada, el de ojos carmín mencionó que se encargaría de "eso", pero jamás mencionó la forma en que lo haría.

Sólo... cargó el cuerpo y se fue, perdiéndose entre la espesa oscuridad que los pasillos proporcionaban a esa hora. Pasó alrededor de una hora limpiando todo antes de ir a la habitación de aquel hombre y revisar todo minuciosamente.

― Revisé su habitación y encontré esto.

La menor colocó un collar en el escritorio de Zack, el joven frunció el ceño al apreciar la cruz plateada que llevaba como único dije.

Tal como si su cabeza hiciese "click", el de ojos oscuros abrió los ojos de par en par y miró a la menor.

― Bella, investiga la relación entre las familias mutiladas.

― ¿Relación de que tipo?

― Lo que sea que tengan en común, sitios visitados e incluso marcas de ropa.

― ¿Además?

― Investiga más familias que tengan niños y compartan la misma relación.

El joven no necesitó decir más ya que Bella asintió y salió de la oficina casi corriendo, por el tono de Zack había entendido que era algo urgente.

― ¿Y bien?

El joven miró al vampiro quien caminó hasta estar frente a él con nada más que la madera del escritorio separándolos. Por su parte, Zack observó sus ojos carmín sin prestar atención a lo que sea que dijese.

Esos ojos siempre parecían aburridos, vacíos y... hambrientos. Extrañamente, cuando las miradas eran dirigidas hacia su persona parecían brillar un poco; quien sabe, quizá alucinaba.

― ¿Y bien qué?

― ¿En qué piensas ahora?

― Algún grupo religioso.

― ¿Qué tan grande?

― No lo sé, si se juntan las personas correctas, incluso dos son suficientes.

― ¿Crees que somos las personas correctas?

El menor guardó silencio mientras se limitaba a nada más que observar a Alucard. No estaba entendiendo a que se refería e incluso cuando creyó hacerlo se equivocó.

― ¿Quizá? Aún desconozco que somos capaces de hacer.

― Tú pones los límites.

― Naturalmente, no hace falta conocerte a profundidad para saber que no conoces esa definición.

― La conozco muy bien, pero adoro ignorarla.

― Como sea. ¿Podrías deshacerte de eso?

Alucard tomó el collar del escritorio y lo metió en uno de los bolsillos de su gabardina, ya después se desharía de ello; su conversación actual era más importante.

― Creí que te quemarías al tacto y chillarías o algo dramático.

Una risa resaltó en el silencioso ambiente mientras el vampiro negaba con la cabeza.

― ¿Qué te crees que soy? Esto no es nada.

― Entonces debo tener un compañero muy fuerte o al menos resistente.

Zack desvió la mirada al techo mientras sus manos se entrelazaban sobre el escritorio.

― ¿Sabes? Aún tengo algo de curiosidad acerca de la palabra "compañero".

El menor se sobresaltó al escuchar la voz del vampiro tan cerca, miró en su dirección y lo encontró sentado a su lado a una distancia peligrosamente cercana a la suya. ¿En qué momento...?

― ¿Sí? 

― ¿Qué significa exactamente?

― Ya te lo dije. Somos iguales... hasta cierto punto.

― Si lo miramos así, ya no somos iguales.

Zack sintió su pulso acelerarse al percibir el suave toque de la mano enguantada del mayor justo sobre sus manos entrelazadas, no hacía presión y no parecía querer tomar sus manos como tal, solo estaba ahí, apoyada.

Alucard observó como los labios del menor temblaban un poco en cuanto acortó un poco más la distancia hasta lograr sentir la calidez de su aliento cerca de su helada piel, un calor que no odiaba en lo absoluto. 

― ¿No? Entonces, ¿cómo sugieres que te llame?

Oh, vaya que tenía algunas ideas en mente, quizá... ¿querido? sonaba bastante bien en su cabeza.

― Eso no es importante.

― Algunas veces no te comprendo.

― Porque no necesitas hacerlo.

El menor pudo percibir a la perfección otra mano deslizarse hasta terminar en su nuca, en un agarre firme que lo acercó más al vampiro; por reflejo y un inconsciente deseo su mirada se paseó libremente en esos ojos carmín y sus carnosos labios.

― ¿Puedo?

¿Podía qué? No estaba seguro, ni siquiera había entendido, pero se limitó a un simple "ajá" como respuesta; estaba en un trance, hipnotizado por aquellos ojos carmín brillantes que lo miraban a él y nada más que a él. 

Quizá si supiese algo acerca de las miradas se habría dado cuenta de que para Alucard no existía nada más en ese momento que Zack y el enorme deseo que tenía por besarlo. No se contuvo, al haber obtenido su permiso acortó la poca distancia entre ambos en un beso demandante por parte del vampiro y sumiso por parte del joven, siempre era así, Alucard marcaba el ritmo y Zack solo se encargaba de seguirlo.

Las manos del joven se separaron finalmente, una terminó entrelazada bajo la mano del mayor, mientras la otra se deslizó sin rastro alguno de vergüenza hasta uno de los hombros ajenos al cual se aferró. Incluso si estaba sentado sentía que podía caerse en cualquier segundo.

Héritier (Alucard)(Hellsing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora