24

725 114 15
                                    

Alucard no sabía con exactitud quien se encontraba más asustado, si Zack o su "hermano" Aksel, este último estaba aterrado de haberlo conocido tan de cerca. ¿Qué? ¿Lo había imaginado como una de esas imitaciones baratas? No tenía ni de lejos la misma fortaleza mental que su pequeño maestro; por que sí, no hacía falta ser un genio para apreciar como en el instante en que fue presentado como el "paladín Aksel" el miedo se hizo presente en el joven Hellsing. No entendía como podía temerle a un rubio tan débil mentalmente.

Se encontraban en la enorme sala de juntas en la que había estado millones de veces en el pasado por motivos distintos e incluso con un maestro distinto en algunas ocasiones.

― Entonces, Integra ha decidido que lo mejor sea dejarte a ti al mando.

Ninguno en esa mesa redonda se estaba atreviendo a subestimar al joven, todo el mundo sabía que si estaba allí liderando la casa Hellsing era por algo. 

― Bueno, eso ha puesto en la carta que ya han leído; me parece que sí.

― ¿En dónde está ahora mismo?

Alucard observó en silencio como el joven de ojos oscuros miraba al arzobispo sentado al otro lado de la mesa, aunque fue capaz de percibir como sus hombros se tensaban y sus pupilas temblaban un poco gracias al miedo, su tono permaneció firme y claro (incluso un poco arrogante).

― ¿La verdad? No tengo idea, la última correspondencia llegó de Egipto, la anterior desde Japón y así sucesivamente.

― Y a todo esto, Zack, ¿ya lograste... domesticarlos?

No necesitaban mencionar nombres en voz alta para saber a qué par hacían referencia; incluso si el joven no quería que aquello se le fuese preguntado directamente gracias a la naturaleza incomoda de una pregunta así, entendía perfectamente que los presentes estaban algo intimidados por la presencia de ambos vampiros caminando en círculos alrededor de la mesa, tomando direcciones opuestas; asechando a todos los presentes.

El menor de los presentes pudo notar como todos lo miraban con curiosidad... no, morbo. Un gran morbo por saber que había ocurrido con los vampiros; ¿habían intentado comérselo? ¿se habían revelado en su contra?, estaba seguro que esa clase de preguntas eran las que rondaban por las mentes de todos.

― No lo diga así, no son perros.

La indignación no se hizo presente con gestos o palabras, se hizo presente con miradas. Todas las miradas sobre el joven se habían transformado rápidamente en indignación; en especial la de Aksel, no, el paladín Aksel. 

Decidió no prestarles atención antes de seguir hablando.

― Por eso mismo, no los he "domesticado". Si preguntan si tengo ganada su lealtad... no lo sé. ¿Aluard? ¿Seras?

En cuanto sus nombres salieron en forma de preguntas, dieron un asentimiento de cabeza como respuesta. Claro que la tenían, eso era innegable para ellos.

― Me alegro que así sea.

El silencio reinó, ese pequeño momento entre los tres pareció muy íntimo. Principalmente la forma en que el rey de los no muertos observó a su maestro; no estaban seguros de nada, pero ya se sentían como intrusos.

― ¿Algo más que deseen discutir antes de la verdadera junta? Creo que el tema de familias mutiladas es mucho más importante que saber si llevo una buena relación con mis compañeros.

Compañeros, no había dicho sirvientes, vampiros personales, mascotas o asistentes; había dicho compañeros. Entonces los consideraba su igual, no sus inferiores ni superiores, simplemente iguales.

Héritier (Alucard)(Hellsing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora