Prólogo

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Inglaterra, 1978.

La luna brillaba de una forma intensa, el cielo se encontraba teñido en un tono carmín. Una noche sin igual, no se repetía todo el tiempo y por supuesto, le generaba hambre.

El sonido de sus tranquilos pasos se vio interrumpido por un sonido prolongado y constante contra el suelo. Algo o alguien estaba siendo arrastrado.

Su habitual sonrisa se ensanchó a la vez que sentía su boca salivar, un aroma a sangre inundó sus sentidos. Sangre dulce, pura y de calidad; características cada vez más difíciles de hallar y que aumentaban el valor de los humanos ante los ojos de un vampiro conocedor como él.

No hizo falta que caminase mucho, podía mirar desde la distancia.

Un joven no mayor a 20 años se arrastraba por aquella desolada calle, ni siquiera era pavimento, la tierra había ensuciado su ropa y las piedras en el camino habían logrado rasgarla junto con partes de su piel.

El vampiro se detuvo un momento a observarlo, estaba intrigado, ciertamente. Observó sus manos, sucias y ensangrentadas; sus dedos no tenían uñas a excepción de los pulgares, las zonas visibles de sus brazos llevaban las heridas ocasionadas por el arrastre y adicionalmente hematomas. Bajó la mirada hasta sus piernas, ambas estaban rotas; Los huesos de las rodillas sobresalían por la parte trasera, eso era lo que provocaba su arrastre.

Sin embargo, hubo algo; lo que observó le impidió intentar devorarlo o intentar morderlo como estaba previsto.

Sus ojos, su mirada oscura. A pesar de soltar alaridos de dolor (algo inevitable en los humanos), sus ojos brillaban con rabia. Una rabia tan profunda, como aquel que había sido abandonado por dios mismo y planeaba la rebelión. No estaba arrastrándose para pedir ayuda, estaba arrastrándose para sobrevivir por su propia cuenta; no estaba gritando por ayuda, no había súplicas, nada. Todo era reducido a gemidos de dolor y un profundo deseo de vivir.

Su mirada terminó en el pueblo a la distancia al haber seguido el rastro de sangre dejado por el joven, considerando la distancia y el estado en el que se encontraba sí que había aguantado mucho, la gran mayoría se habría desmayado con solo perder una uña.

Sus ojos regresaron a los del chico, no pudo evitar reír en cuanto sus miradas se encontraron. A pesar de haberlo mirado, no hubo miedo. 

Pudo apreciar su ensangrentado rostro, llevaba múltiples heridas y hematomas. Nada grave considerando lo demás.

– Dime, ¿deseas vivir?

El joven lo observó antes de girar la cabeza y seguir arrastrándose. Sus sentidos se debilitaron al mismo tiempo que escuchaba una ronca risa cerca suya.

Alucard lo había percibido perfectamente, desconfianza. Estaba claro que incluso si deseaba vivir no iba a parecer confiarle la vida y mucho menos entregarle la humanidad como Victoria lo hizo años atrás.

Su risa resonó con mayor intensidad. No tuvo que hacer nada antes de que el contrario se desmayase producto del dolor y las hemorragias.

Lo tomó en sus brazos y lo observó con una sonrisa, tenía una idea la cual solo podría ser muy buena o muy mala.

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TW: Este fanfic contiene temas como abuso sexual, torturas, manipulación, obsesión, temas religiosos sensibles. 

Si tienes sensibilidad a alguno de estos temas, les recomiendo leerlo bajo su propia responsabilidad.

Phntome_

Héritier (Alucard)(Hellsing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora