1: Prefiero los dragones

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-¡CUIDADO RON! - le gritó su hermano en cuanto vio que el bola de fuego chino del tamaño de una casa de cinco pisos que sigilosamente se había  colocado detrás de él, escupió su aliento de fuego contra su hermano menor.

Ron estaba oculto detrás de un arbusto, en cuanto escuchó el grito de su hermano se lanzó al piso y se deslizó por una pendiente de rocas lisas, la llamarada de fuego le alcanzó la capa pero la apagó enseguida.

El bola de fuego estaba furioso, era una hembra y creía que le querían robar sus huevos, dio dos pisadas con las patas delanteras y la tierra tembló.

Echó una humareda que salió por la nariz en forma de hongo y mostró los dientes afilados y amarillentos.

-¡Parece que está especialmente enojada contigo! - le dijo su hermano en tono burlón cuando llegó a su lado.

-¡oh cállate Charlie! - respondió Ron molesto.

Ya llevaban varios días intentando ponerle el rastreador al dragón, pero como cualquiera de su especie, no estaba adepto a mostrarse complaciente, en especial porque la comida farovita de los Dragones chinos eran los humanos.

-¡tenemos que ponerle ese estúpido rastreador hoy!... no podemos seguir perdiendo el tiempo, ya se acerca la época de apareamiento de los hocicortos suecos - dijo Charlie.

-¡Oh que bien! - le dijo Ron con sumo sarcasmo - ¿Quieres acercarte al dragón y decirle eso?... talvez así si te deje colocarselo.

Charlie sólo se echó a reír, disfrutaba de la ilarancia de su hermano menor.

En eso escucharon los pasos más cercanos del dragón y se movilizaron.

-Escucha, tengo una idea pero es arriesgada - dijo Charlie corriendo al lado de su hermano.

-A este punto haré lo que sea - le respondió Ron a quien le costaba respirar por el cansancio.

El dragón los vio a los lejos y escupió su aliento de fuego contra ellos, alcanzando unos quince metros de largo.

Cuando llegaron a dos árboles cercanos y se ocultaron detrás, Charlie habló en un susurro.

-Bueno... vamos a necesitar tu habilidad con la escoba como antiguo guardián de Gryffindor hermanito.

Ron sólo fruncio el entrecejo ante eso, pero no pasaron ni cinco segundos cuando entendió lo que su hermano quería que hiciera.

-¡Mierda! - Masculló.

-¡Sí, mierda! - le secundó Charlie, aunque Ron pudo ver que se estaba aguantando las ganas de reír.

-¡¿Eres un idiota lo sabías?! - le dijo Ron molesto.

-Oh vamos... ¿Quieres terminar con esto o no? - le apremió el mayor.

-Por supuesto que quiero terminar ya, pero salir vivo y sin quemaduras.

-Lo primero lo puedes hacer... pero... ¿salir sin quemaduras mientras trabajas con dragones?... ¿en serio? - le dijo Charlie en tono burlón mientras señalaba la quemadura grande y brillante que tenía desde hace años en el brazo izquierdo.

-Olvidalo, hagamos esto antes de que...

Charlie se le lanzó encima y lo quitó detrás del árbol en el que estaba un segundo antes de que el bola de fuego clavara sus mandíbulas en el tronco y lo partiera en dos con miles de virutas de madera saliendo disparadas en todas direcciones.

Ron y su hermano salieron rodando varias veces antes de detenerse, el dragón estaba furioso y cansado de verlos merodeando su nido los últimos días y quería acabar con ellos, así que sin perder tiempo se abalanzó encima de ellos y Charlie tomó el cuello de la camisa de su hermano y desapareció segundos antes de que las seis toneladas de bestia les cayeran encima.

El retorno de Ronald (Trilogía mágica 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora