13: ¡Vete al infierno!

37 3 1
                                    

Cualquiera que conociera a Ron hubiera pensado que el chico se había tardado bastante en decidir si quería escuchar lo que tenía para decirle Blaise, normalmente nunca había sido un chico que le hiciera caso a los chismes o que los creara, mucho menos que los divulgara, por eso cualquiera hubiese pensado que Ron tardaría cierto tiempo en tomar una desición.

Sin embargo no fue así, sólo para tres segundos desde que Blaise le preguntó si realmente quería escuchar aquello a lo que Ron respondió casi de inmediato con un asentamiento de cabeza.

Se arrepintió casi al instante de haber tomado esa desición pero ya era tarde, Blaise había comenzado a hablar.

-Creyeron que había un niño en camino - le soltó de golpe.

Ron contuvo el aliento sólo por un momento, pensando que quizás había oído mal.

-¿Pensaban que estaba embarazado? - le preguntó aún atónito sin creer lo estúpidas y cavernícolas que podían ser las mentes de los pueblos pequeños como Grinmaud Place.

-Bueno, según Liver, fue lo primero que todo el mundo pensó... Que te habías ido muerto de vergüenza por estar embarazado - le dijo Zabini, ladeando un poco la cabeza como para restarle importancia, cosa que para Ron, no funcionó.

-Pero ni que estuviéramos en la época de cruzadas, esa época en la que sólo se embarazaban después del matrimonio ya pasó - cogió aire en los pulmones y continuó - Incluso para un hombre embarazado es muy normal casarse estando en ese estado.

-Sí, pero los hombres o mujeres que se cazaban, estaban embarazadas o embarazados de los hombres con los que se casaron - le dijo Blaise mirando hacia el lago para evitar ver la expresión que aquellas palabras iban a provocar en Ronald.

Ron abrió los ojos como platos, abrió la boca para decir algo, luego volvió a cerrarla y miró por varios segundos a Blaise que no despegaba su tranquila vista del lago, hasta que por fin se atrevió a preguntar.

-¿De verdad pensaban que yo había engañado a Cormac y que iba a tener un hijo de otro? - Sintió esas palabras tan amargas como un café puro sin azúcar.

-Según lo que me dijo Liver, fue una de las cosas que pensaron pero... se quedó en eso, en pensamientos.

Ron no podía creer hasta donde llegaban los inventos de chismes de la gente de pueblo, era asqueroso.

-No había ningún niño... Ni de Cormac ni de ningún otro - Lo dijo fuerte y claro, como si sintiera la necesidad de aclararlo a viva para que no quedara ninguna duda.

-Oye, tranquilo... yo sólo repito lo que me dijo Liver en la ceremonia.

-¿Qué más han dicho de mí? - Realmente no sabía si quería escuchar pero las palabras se le salieron solas, como si su subconsciente supiera que realmente si quería saber mas.

-Bueno, hay una teoría que dice que ibas a tener un niño pero que al final no lo tuviste - le dijo aquel sexy hombre de piel chocolate mirándolo por primera vez desde hace un rato con aquellos centelleantes ojos negros llenos de brillo.

Ron lo miró horrorizado.

-¿Un aborto?... ¿Es en serio?... ¿Pensaban que me había ido para para practicarme un aborto?

-Ahora que te veo sólo en short, me parece la idea más estúpida de todas, aunque un aborto se haga con magia, siempre deja marca... Como la magia oscura.

-¿Qué más han dicho?

-Lo de mas es insultante, no merece la pena mencionarlo.

-Dilo - Lo dijo con rotundidad.

-Ron, no creo que...

-Dilo - le dijo ésta vez tomandolo del brazo para que le quedara claro que no estaba para juegos - Has sido tú el que a sacado el tema de todo esto.

Por un momento, Ron dejó de estar furioso con la gente del pueblo y un recorrido de excitación le recorrió el cuerpo hasta la entrepierna.

Haber tocado aquel brazo musculoso de piel oscura, había sido un paso en falso, los músculos de Blaise se marcaban perfectamente, bien torneados y tonificados.

Ron apretó los muslos uno contra otro, para evitar que su pene subiera producto de la erección y se delatara frente a Zabini.

Blaise lo miró con seriedad por varios segundos hasta que por fin habló.

-Ron... ¿Eres frígido?

Aquello mató por completo cualquier muestra de excitación en Ron, escuchar aquello fue como si le cayera un balde de agua fría que le congeló los sentidos.

Soltó lentamente el brazo de Blaise mientras su cerebro procesaba lo que le habían dicho y se convencía de que definitivamente no había escuchado mal.

-¿Pero qué clase de porquería tienen en la cabeza la gente de este pueblo que creen que porque no me casé con Cormac soy frígido?

-Bueno, tienes que admitir que con tus antecedentes, tienen sus buenos motivos para pensarlo.

-¿A que te refieres con eso? - preguntó a la defensiva.

-Liver me dijo que cuando entraste en el ministerio, tu lista de pretendientes era casi tan larga como la del niño que vivió, pero... Que rápidamente te hiviste fama de que no llegabas muy lejos con ningún hombre... luego, decidiste casarte con Hermione Granger, cosa que no duró más de dos años... y ahora nadie puede acercarse a ti porque los mandas a volar.

-¿Y? - Ron no terminaba de entender su punto.

-A lo que me refiero, es a que nadie a podido comprobar si realmente eres bueno o no en la cama.

-¿Y ya por eso soy frígido?... No me jodas - dijo levantándose ya demasiado molesto como para continuar con la conversación, Blaise también se levantó, demostrando su metro ochenta y siete de estatura.

-¿Por que te enojas conmigo? Fuiste tu quien insistió en que te contara todo.

-Mejor vete.

-Aún no has respondido... ¿Eres o no eres frígido?

Ante aquella pregunta, fue como si Ron tuviera de repente una revelación.

-¿Te inventaste todo esto verdad Zabini?

La respuesta de Blaise fue enarcar una ceja y contener una sonrisa.

-¡Bastardo hijo de puta, lárgate! - le soltó un puñetazo que Blaise supo esquivar.

-Oye tranquilo, sólo quería saber si tenía competidores.

-No hay competidores porque ni siquiera estás en la lista.

-No estés tan seguro Ron, quiero ganar mi apuesta... Auque me lo estás haciendo dificil.

-No sólo te lo voy a poner difícil, si no más bien imposible.

-Para mi no hay imposibles - dijo acercándose, casi pegando su cuerpo al pelirrojo, que enseguida pudo oler aquel exquisito perfume del bronceador que Blaise cargaba encima.

-Si no te vas ahora, iré por mi varita y te haré un crucio.

Pero sus palabras carecían de convicción, sonaban algo roncas.

-Te creería si no supiera que estas excitado con mi presencia... ¿Crees que no me di cuenta que mantuviste a raya una erección con tus muslos?

-¡Vete al infierno Blaise!

-Con gusto.

Y sin más lo besó.

El retorno de Ronald (Trilogía mágica 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora