16: ¡Aerleitum!

32 3 1
                                    

Ron sintió que el hechizo le impactó por completo el cuerpo, al menos esa era la sensación que le dio cuando un campo de fuerza apareció de la nada y el hechizo hizo tal choque que la fuerza hizo que Ron retrocediera sintiendo el fuerte impacto.

El hechizo no rebotó como suele hacer algunas veces, más bien explotó  y empujó hacía atrás al atacante de Ron, quien con la fuerza de la explosión giró el cuerpo y fue recibido por un fuerte golpe en la cara que lo tumbó contra el suelo.

Fue en ese momento que Ron pudo levantar claramente la vista y ver quien había realizado el campo de fuerza.

Blaise Zabini estaba allí.

Se acercó corriendo hacia Ron y le tomó del brazo para ayudarle a levantarse.

-¿Qué haces tú aquí? - No pudo evitar preguntar con tono de sorpresa.

-¿Realmente quieres hablar de eso ahora? - Le respondió Blaise con otra pregunta.

Tenía razón y Ron lo sabía, no era momento para hacer preguntas tontas.

-¡Expulso! - Gritó alguien al costado de ambos y un rayo de luz magenta salió disparado hacia ambos, pero Blaise parecía tener buenos reflejos porque movió rápidamente la varita para hacer otro campo de fuerza en donde el hechizo ésta vez si rebotó hacia su atacante pero éste supo esquivarlo.

Blaise inició la carrera, llevando a Ron consigo tomado de un brazo, pasaron por el arco de la puerta que se dirigía al área de la sala de estar en el momento que otro hechizo les pasaba cerca y explotaba contra una pared, dejando un hueco del tamaño de una pintura grande.

-¿Cómo subimos al segundo piso? - Le preguntó Blaise Base en un susurro mientras pegaba a Ron a la pared de la lavandería de la cabaña y acercaba su cuerpo para poder susurrarle.

Ron usó toda su concentración para que aquella cercanía de esa musculoso y viril cuerpo color chocolate no le afectara y pudiera pensar con claridad.

-Sólo por las escaleras de la sala o... - Se detuvo un momento pensando en la otra posibilidad, no era muy adecuado o cómodo, pero no había otra opción.

-¿O qué? - Le apremió Blaise con el tono endurecido y apresurado.

-Ven conmigo - fue todo lo que le dijo Ron empezando a caminar sigilosamente hacia el costado de la lavandería desde donde se veía una pequeña puerta blanca.

Ron la abrió con ambas manos, descubriendo un pequeño hueco en su interior en donde cabría una persona, dos si iban bastante apretadas.

-¿Es lo que creo que es? - Preguntó Blaise escéptico al ver el pequeño ascensor manual que Ron había abierto.

-Si tienes una mejor idea, soy todo oídos.

Pero Blaise no tuvo que responder nada ante ello, porque se escuchó nuevamente la voz del líder del grupo.

-Señor Wesley... Salga de donde esté, no le va a servir nada ocultarse ni el tipejo que llegó en su rescate.

Ron no lo pensó dos veces y subió en el ascensor, seguido de Blaise que se colocó detrás de él y cerró la puerta tras su paso.

Ron comenzó a jalar la cuerda lo mas rápido que pudo y el ascensor comenzó a descender.

-Tendremos que subir hasta el ático, no podemos quedarnos en el segundo piso, al ascensor abre directamente frente al pasillo principal del segundo piso y allí seremos un blanco fácil - le dijo Ron sin dejar de jalar la cuerda.

-De acuerdo - respondió Blaise, respirando más tranquilamente - ¿Sabes algo?... Si no estuviéramos en ésta situación, esto sería muy excitante.

-¿De que hablas? - Preguntó Ron confuso sin entender nada de lo que Blaise decía.

Segundos después fue que se dio cuenta de la posición, Blaise se había colocado detrás de él pero Ron se había girado para jalar la cuerda Y como el espacio era reducido, a Ron le tocó ponerse de rodillas y a Blaise encoger las piernas.

En resumen, Blaise estaba sentado en el piso del ascensor y Ron estaba a horcajadas sentado sobre su regazo.

Sencillamente que el calor de la situación, le había impedido darse cuenta de ello.

Sin embargo ahora sintió una especie de calor que no pudo contener, sintiéndose como un niño estúpido.

No había sentido aquello desde la vez que vio a Cormac varios años después de que salieron de Howgarts y casi se queda sin aliento al ver lo guapo que estaba.

Movió la cabeza intentando no pensar en él.

-¿Qué pasa? - Le preguntó Blaise al ver su semblante y su mirada perdida en la distancia.

-Cierra la boca y déjame terminar de llegar al ático.

Dio dos jalones más a la cuerda y de repente el techo del ascensor dio un ligero golpe.

-Llegamos - anunció Ron, abriendo rápidamente las puertas y saliendo al exterior.

Cuando Blaise salió se topó de bruces con un pequeño cuarto lleno de cajas apiladas, artefactos raros cubiertos de polvo y algunos muebles que descansaban debajo de sábanas blancas llenas de polvo y telarañas.

-¿Cuál es el plan ahora? - Le preguntó Ron - No tardarán en buscar aquí.

-No te preocupes - dijo Blaise totalmente calmado, como si abajo no los estuvieran buscando unos asesinos traficantes de Dragones para matarlos.

Ron iba a decir un insulto, pero antes vio que Blaise sacó su varita y acercó la punta a sus labios.

-¡Aerleitum! - y apenas pronunció aquella extraña palabra, la varita se encendió en la punta con una luz verde brillante que dio vueltas por unos segundos como si fuera una bola de cristal y luego se apagó - Listo.

-¿Qué acabas de hacer? - Le preguntó Ron sin poder evitar arquear una ceja.

Pero Blaise no tuvo que responderle, tan solo diez segundos después de que Blaise pronunciara su hechizo, abajo se escucharon golpes, explosiones, gritos, hechizos, bifurcaciones de rayos, pasos de carreras... Un caos total.

Ron quiso bajar a ver que clase de guerra se estaba desatando en su cabaña, pero Blaise lo detuvo con una seriedad que no le había visto hasta ese momento.

-Quédate aquí - Le ordenó.

Y desapareció por la trampilla que había visto hace rato.

Veinte minutos después, se escuchó un último grito y luego silencio absoluto.

Ron tenía el corazón en la garganta y sentía que en cualquier momento iba a vomitarlo.

Se acercó lentamente a la trampilla y miró hacia abajo, no había nadie, sólo silencio.

Se agachó sólo un poco mirar mejor y apoyó ambos brazos a los laterales de la trampilla.

Entonces una mano le tomó del brazo y lo hizo gritar.

El retorno de Ronald (Trilogía mágica 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora