29: ¡Demasiado cerca!

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Ante el silencio de Ron, Blaise continuó hablando.

-Contigo no a sido diferente, no e roto la tradición, siempre supiste a los pocos minutos de conocernos lo que yo quería contigo.

-Ganar tu apuesta - se atrevió a decir Ron, cada vez mas convencido de que en efecto era verdad, sin embargo, Blaise lo corrigió.

-Acostarme contigo.

-Es lo mismo.

-No, no lo es... Ya no se trata de esa apuesta, se trata de que te deseo intensamente... Se nota que eres dinamita bajo esa máscara de chico correcto y quiero probar tu sabor.

Tal parecía que Blaise nunca se quedaba sin palabras, a Ron le impresionaba como el moreno siempre tenía algún argumento o comentario que decir.

-Ya te e dicho muchas veces que no... ¿Acaso no te e hecho cambiar de opinión? - le preguntó Ron cruzandose de brazos.

-Solo tocame y lo sabrás - le retó Blaise con sorna.

Aquella insinuación, fue tan descarada que no pudo evitar bajar la vista hasta la entrepierna de Blaise, solo para ver aquel sugerente bulto bien marcado que se formaba allí abajo.

Tragó duro y volvió la vista a Blaise, quien lo miraba con una sonrisa socarrona de: "Te atrapé, es obvio que que te gusta lo que estás viendo"

Ron apartó la mirada sin dejar de cruzarse de brazos y habló:

-Ya has visto que estoy bien, que todo en la cabaña se encuentra en orden, ya te puedes ir - tenía la garganta seca de repente y no en su mente, no quiso encontrarle motivo.

-En la cabaña y los alrededores sí pero creo que quien no está bien es el dueño - la voz de Blaise sonaba pastosa y cargada de excitación y no se molestaba ni un segundo en ocultarlo - me parece que el dueño necesita ser consentido y querido para sentirse a gusto.

-El dueño lo que quiere es que te largues - Ron trató de sonar lo mas firme posible pero no estaba seguro si lo había conseguido.

En dos zancadas, Blaise estuvo frente a Ron, cara a cara, fue un movimiento tan rápido y repentino que el pelirrojo trató de retroceder entre el susto y la sorpresa, pero el moreno se lo impidió colocando ambas manos en su cintura y manteniendolo firme y cercano para verse fijamente.

Los negros ojos de Blaise se conectaron con los azules de Ronald y por un momento, ambos olvidaron lo que había alrededor, entre ellos solo había ese ambiente cargado de excitación y deseo.

-Mirame a la cara y dime con verdadera convicción que quieres que yo me vaya Ronald Wesley - una vez más Blaise lo retó, pero poniendo su cercanía, su cuerpo y su mirada como balanza y contrapeso a la renuencia del pelirrojo.

-yo...

-Dime, que a pesar de ver y sentir esto - tomó la mano derecha de Ron y la guió hasta su entrepierna, para que él mismo sintiera el bulto y la necesidad que imperiosamente reinaba en su cuerpo - aún así quieres que me vaya.

Ron parpadeo varias veces desconcertado cuando su mano, específicamente su palma, tocó  aquella dureza, grande, se sentía caliente a pesar de la tela del pantalón, era grande, de eso no tenía dudas.

¿Como resistirse a eso?... ¿Como resistir la tentación de la carne?... ¡Y QUE PEDAZO DE CARNE EL QUE SE SENTÍA AHÍ ABAJO!... Además... En su mente aún rondaba lo que le había dicho Harry que según le había contado su amigo.

"Oh sí, según lo que me contó, fue lo mejor que haya probado en su vida, dice que en la cama es todo un toro"

Que tentación y oportunidad tan grande la de poder probar si aquello era cierto, si realmente era un toro en la cama, si el tamaño que su palma sentía no era un engaño o solo servía para impresionar en cuanto a tamaño.

Además... ¿Que de malo tenía? Ambos eran adultos, eran solteros, no le debían fidelidad a nadie, no había nada que los retuviera o les impidiera quemar esas ganas allí y ahora.

Y eso sin contar que él tenía una urgente necesidad, no podía negarlo... Llevaba cuatro años sin sexo... ¡CUATRO AÑOS SIN SEXO! Era una tortura, un martirio.

Desde que pasó todo aquel escándalo con Cormac MacLaggen había quedado tan destrozado emocionalmente que en su primer año, lo usó para sanar, no pensó en la intimidad, pero conforme pasaba el tiempo aquella necesidad iba en aumento, aunque el hiciera todo lo posible por ignorarlo o aplacarlo.

Ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que se había masturbado para calmar la ansiedad de sexo cada vez que estaba teniendo fantasías húmedas de diferente tipo.

No era algo malo, simplemente supo que llegaría el momento en el que eso no sería suficiente.

Y estaba en lo cierto, lo estaba comprobando justo en ese instante en el que su cuerpo y todo su ser le pedían a gritos que desfogara todo lo que sentía con el bello espécimen que estaba frente a él.

Después de tanto tiempo sin sexo...

Y entonces se dio cuenta, fue en ese momento que su cerebro hizo click y supo lo que estaba pasando.

Su mano se apartó bruscamente de la entrepierna de Blaise como si quemara, como si fuera hierro caliente.

-Te estás aprovechando - aquello no era una pregunta, era una afirmación del pelirrojo.

-¿Eh? - Blaise parpadeo confuso de repente.

-Eres auror, estás al tanto de mi caso y de custodiarme... Es evidente que para ello ya me has investigado a fondo... Especialmente mi pasado y estoy seguro que ya debes de saber que después de Cormac no e tenido parejas... De ningún tipo, ni románticas ni sexuales.

Hubo un silencio en el que Blaise no dijo, por primera vez no supo que decir, Ron continuó.

-Tú sabes perfectamente que tengo cuatro años sin tener relaciones sexuales - lo dijo sin tabú y con firmeza, su excitación repentinamente se había convertido en indignación - Te estás aprovechando de que tengo la necesidad a mil para conseguir que me acueste contigo.

-yo no...

-¡Largo! - ésta vez si lo dijo fuerte y decidido señalando la puerta, pero como Blaise no hizo ademán de moverse, Ron lo empujó por el pecho hasta sacarlo de la cabaña.

-Ron espera...

Pero el pelirrojo le cerró la puerta en la cara, apoyó su frente de la misma y dejó escapar todo el aire.

Había estado a punto de caer en las redes de aquel sexy y guapísimo auror... Daba gracias a su cerebro por haber hecho aquel click repentino y permitirle reaccionar... Sin duda alguna, aquello había estado cerca... No... ¡Demasiado cerca!

El retorno de Ronald (Trilogía mágica 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora