45: Sentimientos y pensamientos encontrados

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Ron había llegado otra vez al ministerio municipal, llevaba horas intentando que le dejaran ver a Goyle pero a diferencia de la vez pasada, le habían dictado una clara amenaza de que si volvía a armar un escándalo o atacaba a otro auror lo encerrarían en una celda.

Incluso la propia secretaria que lo atendió la vez anterior se lo dijo, que la única razón por la cual no lo metían preso en ese mismo instante es porque Blaise no había presentado cargos contra él y había dado la orden de dejarlo en paz por ser un testigo protegido.

Estaba sentado en la parte de afuera de las oficinas de aurores cuando la puerta de la oficina de Blaise se abrió y su enojo solo fue en aumento cuando vio que quien salió de allí fue Liver Donatt.

-¿Que diablos estás haciendo tú aquí? - Ron no pudo evitar el tono de furia, aunque hizo todo en su poder por no acertarle otro golpe.

-Que gusto verte otra vez Ronald Wesley - lo dijo con un tono divertidamente ácido, buscando de provocar una vez más al Gryffindor, se pasó la lengua por los dientes - Y que rico que sea en éstas circunstancias... La vida es una ruleta ¿No te parece?

-Te hice una pregunta.

-¿Y yo estoy obligado a responderte por que...

-Mas te vale que no estés...

-¿Que no esté que? - dijo de forma despectiva - De verdad Ron... ¿En que mundo vives que crees que puedes prohibirle cosas a los demás?... Pero si tanto quieres saberlo... Estoy aquí por exactamente el motivo que te estás imaginando... Convencí a Blaise de que tomara cartas en el asunto y ahora tú y ese maldito gordo patético van a saber lo que es bueno.

-Si ustedes le llegan a hacer algo a Goyle, voy a hablar de la apuesta que hicieron sobre mí... y me voy a encargar de que todo el pueblo se entere de que el respetado editor de "El Profeta" y el jefe de aurores de Grinmaud Place se divierten a costa de apostar la intimidad de otras personas.

Ron esperaba intimidar con ello a Liver para que dejaran en paz a Gregory, sin embargo, para sorpresa del mismo pelirrojo, Donatt simplemente se echó a reír como si le hubiesen contado el mejor chiste del mundo.

-¿De verdad crees que me vas a dar miedo con eso? - le preguntó en cuanto pudo parar de reír - Sí... Apostamos tu estúpido culo... ¿Y?... Eso, ni siquiera en el mundo muggle es un delito real... ¿Que es lo peor que puede pasarnos?... ¿Que nos señalen por un tiempo, que nos miren raro o con odio por un buen rato?... Sí es probable... Eso hasta que salga un chisme mas fuerte en unas pocas semanas y todos olviden ello, como siempre... Sin embargo, no es lo mismo para ti y ese gordo ridículo.

-¡DEJA DE LLAMARLO ASÍ! - Gritó Ron.

-¡LO LLAMO COMO SE ME DA LA MALDITA GANA! - Fue la respuesta en grito de Liver - ¡Ese gordo va a pasar mínimo los proximos treinta años en Azkaban apenas Blaise meta la denuncia!

Ron sintió que el mundo se le caía a los pies al escuchar eso y para su desgracia, Liver se dio cuenta.

-Sí... Esa era la reacción que esperaba, la cara que quería ver... Esa expresión de derrota total es exquisita y no tiene precio.

Sonaron unas puertas abriéndose detrás de Liver y la inconfundible voz de Blaise se escuchó detrás de él.

-Liver... Puedes retirarte.

-Con gusto amigo - dijo sin dejar de mirar a Ron con expresión altiva - ya hice lo que debía hacer.

Y pasó por un lado de Ron empujandolo por el hombro.

Blaise volvió a su oficina y Ron lo siguió, la secretaria trató de detenerlo,  pero cuando entró a la oficina, Blaise le ordenó que lo dejara estar.

El retorno de Ronald (Trilogía mágica 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora