51: La luna de testigo

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Ron sintió como su corazón se arrugó de una forma tan tierna al escuchar las palabras de Gregory.

No importaba como fuera, no importaba cuantas veces sucediera, no importaba en que situación estuvieran los dos, Goyle siempre se esmeraba por cuidarlo como si fuera un delicado pero importante tesoro.

-Confío en ti Goyle - le dijo sin dejar de mirarlo directamente - sé que no vas a lastimarme mi grandote.

La intensidad en la mirada de ambos les dejó claro que el deseo de poseerse mutuamente se estaba volviendo cada vez mas insostenible.

Sus erecciones se estaban frotando, Sentían el líquido preseminal deslizandose por sus entrepiernas, evidencia de la excitación y atracción tan grande que había entre los dos.

-¿Ron?

-¿Sí?

-Antes dije que no quería aprovecharme de ti y de tu líbido, pero ahora mismo estoy a punto de mandar todo eso al carajo.

-No te estás aprovechando de nada porque soy yo quien te lo está pidiendo Goyle... Hazme tuyo... Tú siempre me respetaste en todo sentido y por eso no tengo miedo ni me siento mal por entregarme a ti... Tomame Goyle... Tomame ahora.

El Slytherin hizo que el Gryffindor enredara sus piernas en sus caderas y se colocó de pie sobre la cama.

Su miembro se frotaba de forma deliciosa entre las nalgas del pelirrojo, empapándolo de líquido preseminal y haciendo que el roce fuera cada vez mas fácil.

Sus labios se unieron y sus lenguas comenzaron un nuevo baile de placer, excitación y poder en donde nuevo ninguno de los dos quería perder el control.

Ron enredó sus manos en el cabello de su macho mientras no dejaba de besarlo con pasión y desenfreno, tenía esa imperiosa necesidad de llenarse de la esencia de su hombre, ese hombre fuerte, inusualmente fuerte, alto, robusto, dulce, cariñoso y protector.

Goyle lo sostenía con absoluta facilidad, agarrando sus redondas nalgas y apretandolas de vez en cuando para sentir la suavidad y firmeza al mismo tiempo.

En un momento dado, Ron desenredó sus piernas y rápidamente se bajó para quedar de rodillas frente al miembro de Goyle.

La vista era espectacular para ambos, sobretodo cuando sus miradas se encontraron.

Goyle lo veía de rodillas, su cabello pelirrojo desordenado, los delicados labios rosados, sus ojos azules tan tiernos, desnudo con la piel pálida expuesta, pequeño, sumiso ante él y a su completa merced.

Ron lo veía de pie, su cabello negro en ondas, sus labios deseosos, los ojos negros y oscuros llenos de lujuria, su cuerpo enorme, robusto, grande, imponente con la piel clara a la vista, dominante por completo y con la actitud de un macho alfa.

Goyle volvió a colocar los brazos detrás de la cabeza y movió la cadera de un lado a otro para hacer bailar su miembro al mismo ritmo que él frente a la cara de Ronald.

-¿Lo quieres? - Preguntó el Slytherin.

Con la mayor cara de bobo, mirando directamente aquella monstruosa belleza, Ron asintió lentamente.

-Es todo tuyo.

Y sin esperar más, abrió la boca para engullir todo lo que su boca le permitiera introducir.

Con trabajo apenas pudo llegar un poco mas allá de la mitad, pero entre el grosor y el largo era prácticamente imposible engullirlo todo.

Ron chupó, lamio, succionó, engullo, mordisqueo y jugó con aquel miembro por al menos una media hora, lo tomaba con ambas manos, chupaba mientras jugaba con los gordos testículos de Goyle y los masajeaba lenta y tortuosamente.

El retorno de Ronald (Trilogía mágica 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora