CAPITULO XI

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Esa misma mañana pero en los aposentos de la reina consorte Alicent se encontraba Aemond.

—¿Por qué mandas a Sir Cole a las noches a los aposentos de Naerya? No es apropiado. —

—Quiero estar segura que no se haya ido a lugares vulgares o que este con visitas a esas horas, qué tú tampoco deberías haber estado anoche allí. —

—Es mi prometida. —

—No están casados todavía, no estaría mal que tú también te comportes, Aemond. —

—Yo podría asegurarme que siga en sus aposentos y prometo no quedarme. —intentó negociar.

—No, si quieres elegir otro caballero o hasta un guardia común, házlo, no me interesa quién vaya mientras se asegure que este allí. Ahora, hijo, celos sentirás de cualquier hombre que elijas, elegiste comprometerte con Naerya, ya sabías desde antes como era tu hermana, tendrás que aprender a vivir con eso como Helaena lo hace con Aegon. Quizá si debería haberlos casado entre ellos. —

Eso había molestado realmente al menor que salió sin decir más nada. ¿Por qué nadie podía verlo a él con ella? Qué si Helaena era más compatible con él, que si Daeron debería comprometerse con Naerya, que si Aegon era como ella, ¿por qué nadie decía que bien se verían él y ella juntos?

Hablando de ella la vió caminar en su dirección demasiado concentrada que parecía ni siquiera notarlo, por eso dio un ligero paso hacía un costado para provocar que se chocarán, no espero que ella casi cayera, así que tuvo que tomarla entre brazos para que eso no sucediera.

—Naerya ten cuidado. —tuvo el descaro de decir.

—Tú te atravesaste en mi camino. —bueno, ciertamente así era.

—¿Estás bien? —ella se veía molesta.

—¿No estabas enojado conmigo? —

—No, no contigo. —en realidad un poco si lo había estado pero no le convenía decírselo.

—Ah, bien, yo sí estoy enojada así que apartate. —no era raro verla enojada pero esta vez sentía que era algo más que sus enojos habituales.

—¿Conmigo? —aunque si se había puesto el collar que le regaló no creía que siga enojada por lo de anoche.

—No esta vez. —

—Entonces no te desquites conmigo. —intentó besarla pero ella se apartó.

—Estamos en público. —

—Eres mi prometida, no le veo problema a que te bese en público. —

—Tienes razón. —claro que tenía razón.— Aún así, te dije que estoy enojada ¿Puedes dejarme en paz? —por supuesto que no lo haría.

—¿Por qué estas enojada? —

—No te lo diré a ti. —

—¿A sir Cole se lo dirías? —estaba jodidamente celoso.

—¿Buscas estar celoso? Se lo diría a Aegon. —las palabras de su madre diciendo que debería haberlos casado juntos a ellos hicieron que ese comentario fuera aún peor.

—¿Y por qué a mi no? —¿Qué tenía de especial el borracho de su hermano que él no?

—Porque él sabe cosas que tú no, y aún cuándo quisiera decírtelas no puedo.—

—Necesito que me expliques eso. —hasta un punto tenía algo de miedo de que podría tratarse eso.

—Se lo juré a nuestro padre, y no como padre, como mi rey, así que no, no puedo decirte más que eso. —

Amor o DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora