CAPITULO XIX

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Naerya pasó primero por sus aposentos para darse un baño, necesitaba tranquilizarse, además olía a dragón (aunque ese era el único mal olor que soportaba) y seguramente a sexo, no lo habían hecho como tal pero ella misma se había sentido demasiado mojada, demasiado lubricada, estaba más que lista para hacerlo ahí mismo si eso no hubiera sido totalmente indecente y peligroso. Entonces temía que Aemond lo notara, no quería verlo molesto o triste, ella no dejaría de estar con otras personas pero al menos esperaba mantenerlo en secreto, lo que él no sabía no le dolería.

Se había puesto una bata de baño y se estaba secando el cabello cuando Aemond entró en sus aposentos.

—Iba a ir a verte en un rato. —mencionó dejando la toalla en la cama y acercándose a él. Ladeo la cabeza, él se veía consternado, nervioso, incómodo, recordaba esa manera de ser cuándo él era más chico pero desde que volvió nunca lo vio así. — ¿Paso algo malo? —

—Quería decirte que, si querías, hoy podías pasar la noche con Aegon. —tragó saliva casi incapaz de mirarla a los ojos.

—¿Por qué razón me estás dando permiso? —frunció el ceño, cuándo le dejó a sir Cole estar con ella fue porque no quería que ella se enojara por quitarlo de su puesto, así que si le estaba dejando pasar la noche con su hermano era porque algo había hecho.

—Hoy es un día frío y sé que en la noche se pondrá peor. —

—Dilo de una vez. —sabía por donde iba eso.

—Esta noche no vendré a tus aposentos. —parecía dolerle decir eso.— Estaré ocupado... —no era capaz de terminar esa oración.

—¿Con Helaena? —sintió su corazón detenerse.

—No, con Helaena no. —Aemond respondió mirandola por primera vez desde que llegó.

—Oh. —la joven dejó de sentirse afligida.— Si no es ella, está bien. —confesó.— En realidad puedes estar con quien quieras pero agradecería que no estuvieras con nuestra hermana. —

—¿No estás enojada? —

—No, sólo se discreto. —ella le pasó su mano por la mejilla, y luego le dejó un beso en los labios.— Debo terminar de secarme o me dará un resfrío. —

Naerya descubriría que Helaena no era la única persona que no quería en la cama de su prometido, en realidad lo sabía claramente sólo que no era consciente que esa persona estaba en la Fortaleza Roja.

Su abuelo la había llamado y ella resignada tuvo que ir a verlo, no le cansaban los escalones pero los subía lentamente porque no quería llegar pero inevitablemente lo hizo

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Su abuelo la había llamado y ella resignada tuvo que ir a verlo, no le cansaban los escalones pero los subía lentamente porque no quería llegar pero inevitablemente lo hizo.

—Juro que salí a volar sin saber que él llega...—fue lo primero que intentó decir buscando apaciguar la ira de Otto pero no sirvió para nada, le había dado un manotazo que la había hecho caer al suelo.

Amor o DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora