CAPÍTULO LV

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Para alivio de muchos, Nymeria, o no estaba embarazada o lo había perdido a la brevedad, eso volvió el ambiente menos tenso, y trajo un poco de tranquilidad a la reina, lo que menos quería era tener problemas con los Baratheon o mucho peor, con su hermano.

Los maestres pasaron días estando alerta de la condición de Naerya, estaba pronta a dar a luz y teniendo en cuenta los ya riesgos de concebir más de un niño a la vez temían que alguna tragedia azotara el reino nuevamente. Por eso fue que, a mediados de la tarde, cuándo empezó a entrar en labor de parto los maestres llegaron rápidamente a sus aposentos. Otra vez se negó a tomar leche de amapola, el dolor era agonizante pero puso toda su fuerza de voluntad para soportarlo y seguir pujando, en un momento temieron que se desmayara del dolor pero por suerte no lo hizo. Uno de los niños nació por la noche, Baelon, el otro se demoró mucho más, la reina casi no tenía fuerzas y con su último esfuerzo al fin nació su hermano, Gaemon, en plena madrugada, así que, técnicamente se podía decir que habían nacido en dos días diferentes, uno a finales de un día y el otro a principios del día siguiente.

Y no fue el único nacimiento, el pequeño dragón de Maegor eclosiono unas noches después, era rojo con el interior de las alas negras. El pequeño estuvo más concentrado en su compañero mientras Aerea estaba fascinada con sus pequeños hermanitos.

Cannibal y Sunfyre solían pasear libres por Dragonstone, sabían cuándo era que sus jinetes querían volar y solían volver a King's Landing, así era su lazo. Pero ésta vez parecían haber venido sólo para festejar el nacimiento de los niños, volaron esos días juntos dando vueltas y haciendo giros, algunos decían que lo que hacían era danzar por los cielos como enamorados.

Los niños eran dos lados de la moneda, Baelon dormía placidamente o en general estaba tranquilo y callado, Gaemon era inquieto, miraba de un lado a otro, muchas veces chillaba a todo pulmón, ya sea por llanto o de asombro.

A Naerya le costó más recuperarse del parto, pero siempre juntaba fuerzas para amamantar a sus hijos, ambos se aferraban a ella a la vez, por un lado lo prefería así era menos tiempo y podía descansar más.

Hubo una nidada en Pozo Dragón y Daemon les trajo a los niños huevos para sus cunas.

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El tiempo fue pasando y la guerra civil era sólo un recuerdo para ese momento, las personas no se sentían tan intranquilas, ni lords o ladys, ni los pobladores.

Maegor festejaba ya su quinto día del nombre, como en su tiempo se festejó el segundo onomástico de Aegon en el bosque real hoy también era en dicho lugar.

Aemond y Daemon eran los únicos interesados en cazar de la familia real, Aegon sin dudas le gustaba simplemente comer lo que ellos traían, esperaba que trajeran un gran venado, o dos, más cantidad mucho mejor.

«La dulce Aerea» la llamaban en el reino a la pequeña, no había un gramo de maldad en ella, siempre encantadora, bondadosa, risueña y compasiva, tenía una voz suave con la que disfrutaba cantar, adoraba el bailar también. Vestía siempre de lila, su color favorito. Era la luz de los ojos de todo el mundo ¿Quién no podía amar con todas sus fuerzas a esa encantadora criatura?

—¿Lo viste? —el niño siempre buscaba la atención de su hermana a toda costa.

—Claro que sí, eres cada vez mejor. —ella mencionó desde su asiento mientras lo veía pelear con su espada de madera.

—¿Qué dices mamá? —ya que tenía el halago de la niña podía seguir preocupandose por los demás.

—Sí sigues así tu padre no dudara en darte a Darksister cuando tengas edad. —su madre entonó orgullosa mientras tenía en brazos a Valerion, el más reciente de sus hijos.

Amor o DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora