Amor o Deseo

CAPÍTULO XXXXI

Al menos la princesa podía ver por la ventana el mar, y le daba indicios de los visitantes que arribarían prontamente. Le estaba cantando una canción de cuna en alto valyrio a su hija cuando lo notó, se acercaba un navío y en las velas se veía claramente el dragón tricéfalo pero de color verde, no había dragones a la vista así que sus hermanos no estarían ahí, pero le surgían dudas de si su abuelo estaría ahí, nunca desaprovechaba una oportunidad para enfrentar a Daemon a la cara, siempre con palabras nunca en su vida con una espada.

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Daemon había ido a ver a Rhaenyra luego de haber visto un rato a Naerya.

—Otto Hightower vendrá, estoy seguro, y es el momento perfecto para dejar en claro un mensaje. —

—Te escucho. —

—No habrá negociaciones, o se rinden y piden piedad mientras te juran lealtad o mueren. —

Ella guardó silencio un momento, analizó todo, no quería una guerra como tal pero no creía ya que hubiera otra opción, un momento estuvo dispuesta a buscar algún tipo de piedad ante la usurpación pero ya no, después de la muerte de sus dos hijos no tenía intenciones de dejar a nadie vivo, Naerya y su hija caerían, no hoy, pero lo harían al final.

—Y supongo que las palabras no bastarán. —le dió pie a que continúe.

—Sé que no confias en Naerya, pruébala, que demuestre su lealtad ante ti matando a su propio abuelo. —

—¿Y cómo sugieres que lo logre? —estaba de acuerdo con la idea.

—Hazle creer a Otto que la dejarás viajar a hablar con sus hermanos, que le darás una oportunidad de convencerlos, cuándo ella esté cerca que lo apuñale.—

—¿Y si no lo hace? —

—Quemalos a todos, estoy seguro que es lo que más quieres. —

—Me convenciste de que te dejara casar con ella y ¿ahora tan fácilmente pones su vida en juego? —

—Confío en ella, en que lo hará. —

—Los guardias que lo acompañen la mataran. —

—Aegon nunca permitiría aquello y todos los guardias lo deben saber muy claramente. —

—Bien, probemos que tan fiel es la nueva mascota que te conseguiste. —

Naerya fue llamada unos momentos después. «Irás con Daemon y sin tu hija a recibir a Otto Hightower, acércate a él y matalo, pruebame que no sólo te arrodillaste ante mí para sobrevivir.» ordenó Rhaenyra antes de dejarla sola. Vió la cara de terror de ella, de dolor, sea como sea que sucedan las cosas se daría el gusto de verla sufrir al matar a su abuelo, o en su defecto, la vería muerta por los guardias o el mismo fuego de Syrax.

Helaena también estuvo presente, con el único fin de clarificar que ella estaba ahí por iniciativa propia y que no había sido forzada, ella ni siquiera se quejó de hacerlo, no estaba en condiciones, Rhaenyra aún seguía molesta por sus advertencias equivocadas, sin embargo era su hermana y ahora sabía que la madre del primogénito de Jacaerys, un problema que mantendría bajo el tapete hasta que la situación mejorase.

Como lo esperaban Otto Hightower llegó juntos a los soldados, entre ellos sir Arryk Cargyll, escudero juramentado de la princesa Naerya.

—Vengo por orden de la viuda reina Alicent, madre del rey Aegon II, Señor y Protector de los Siete Reinos. Se me ha pedido que entregue su mensaje sólo a la princesa Rhaenyra, ¿Dónde está la princesa?—