CAPITULO XXVI

1.6K 151 7
                                    

Literalmente agradeci en el otro capítulo por los que comentaban y nadie comentó, sentí como que me di mala suerte a mi mismo(?

Literalmente agradeci en el otro capítulo por los que comentaban y nadie comentó, sentí como que me di mala suerte a mi mismo(?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Estás segura que es mejor estar aquí afuera? —

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—¿Estás segura que es mejor estar aquí afuera? —

—Mi padre no te echará del jardín pero de mis aposentos sí. —suspiró.— Y no me hará mal un poco de aire fresco. —miró de reojo a su prometido que no les quitaba la vista de encima desde una de las ventanas que daban a dicho lugar.— Además los quiero lo más lejos posible el uno del otro.—

—No iba a hacerle mucho daño. —

—Es un niño, Daemon, no puedes excederte con él así. —reclamó.

—Sé que es tu hermano menor pero tanto como tú ya no eres una niña, él ya no es un niño. —

—Es cuatro años menor que yo, sólo tiene veintidos años y tú eres casi treinta años mayor que él. —

—No sé si tu intención es hacerme quedar como un viejo o denotar la poca virilidad que él tiene. —se atrevió a reír.— Para cogertelo no es un niño ¿no? —mencionó con algo de celos.

—Para coger necesita sólo una verga, para poder ponerse en el mismo nivel que tú le faltan años, ganar guerras, torneos...—

—¿Debería sentir lástima por él o sentirme adulado?—estaba disfrutando eso más de lo que esperaba.

—Sólo te pido que no le hagas daño. —ya estaba resignada, no es que quiera hacer a menos a su esposo pero le parecía incomparable la experiencia de vida que tenían los dos.

—Lo pensaré. —tomó su mano y la acarició.— Te tengo un regalo. —

—¿Regalo? Mi onomástico número veintisiete pasó hace ya dos meses. —rio levemente.

—¿Por qué mi hermano no lo celebró? —eso no lo esperaba, su hermano aprovechaba cualquier situación para festejar.

Había sacado algo de su bolsillo pero Naerya no lograba alcanzar a ver que era.

—No estaba tan mal como ahora pero no tenía muchas ganas o fuerzas de estar en algún evento. —confesó. A él se le estrujo el corazón.— Pero dime, que vas a darme. —sonrió un poco.

Amor o DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora