Naerya es la hija mayor del matrimonio de Alicent Hightower y del Rey Viserys I. Muchos consideran que su belleza solo se ve opacada por su poco tacto, su carácter fuerte y su malcriadez. Ella es amante del juego de seducción y poco creyente del amo...
Naerya estaba absolutamente contenta de que Rhaenyra se haya marchado junto a sus hijos y el intento de esposo que tenía, hasta le causaba gracia que se había llevado al amante de este, sí, la joven tenía un talento nato para descubrir las insinuaciones, las miradas, todo aquello de lo que trataba la atracción y el cortejo eran claros para sus ojos. Pero más que descubrir quién deseaba a quién o quién se había acostado con quién, ella encontraba más placentero el juego mismo. A sus 19 días del nombre la princesa Naerya contaba con una belleza que podía enloquecer a cualquiera, muchos la comparaban con su hermana, Rhaenyra, cuando tenía su edad, muchos decían que ella era más bella, otros lo contrario, pero un buen número simplemente consideraban que ambas eran igual de bellas pero de diferente manera, aunque bueno, comparaban a Rhaenyra cuando era joven porque actualmente los tres embarazos que había tenido le habían pasado factura, para la joven princesa eso no era más que una estupidez, aún cuándo la detestaba consideraba que seguía igual de preciosa que antes.
La Reina le había prohibido a Aegon acercarse a los aposentos de su hermana y a donde la princesa iba los guardias parecían tener un ojo bien abierto vigilandola así que aquellas sesiones de besos se habían dado por terminadas. Ella estaba furiosa, se sentía prisionera en su propio hogar, y algo que odiaba era estar privada de su libertad, volar en su dragón era lo poco que podía hacer sin tener mil miradas encima,y no la malentiendan, le encantaba ser el centro de atención pero no de aquella manera.
Había ido temprano a volar y cuándo volvió se encontró con sus hermanos entrenando, se quedó rondando por el patio de entrenamiento mientras no apartaba la vista de Aegon, lo hacía distraerse y le parecía divertido como hasta Daeron podía hacerlo caer de lo desconcentrado que se ponía.
—Princesa Naerya. —
—Sir Cole. —sonrió mirándolo.
—¿Podría pedirle que deje de distraer al príncipe Aegon? —
—Mi hermano, estoy segura, se distrae con cualquier par de tetas que pasen por aquí, no creo ser específicamente la culpable. —ladeo levemente la cabeza.— Pero si le molesta que este mirando a mi hermano puedo tranquilamente mirar hacía otro lado, quizás a usted, Sir Cole. —
—Estoy seguro que la Princesa Helaena estaría más que satisfecha con su presencia. —intentó evadir aquella insinuación.
—Pero yo no con la suya, preferiría que me ahorquen antes. —suspiró.— Pero supongo que a usted le molesta demasiado mi presencia también. —hizo un leve puchero, eso le hacía conseguir varías cosas en general.
—No, princesa, no es eso lo que quería decir. —
—¡Naerya! —Aemond la llamó molesto.— ¡Interrumpes nuestro entrenamiento! ¡Vete! —su presencia no era lo que le molestaba, sino la atención que ella le ponía a Aegon o a Sir Cole.
—Agh ¿No te dije que no te metieras en mis asuntos? —
—¡Tú te metes en mi entrenamiento! —
—¡Eres insoportable! ¡Bien! ¡Me voy! —
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