CAPITULO 1: TÚ SONRISA

558 23 0
                                    


FORT

Mis manos sostenían una bandeja llena de cervezas y bebidas de muchos colores. El olor a tabaco inundó mis pulmones, pero en lo único que podía pensar era en P'Noeul. Lo miré de reojo. Se encontraba sentado en una banquilla con una guitarra sobre las piernas y sus dulces yemas raspaban las cuerdas en un sonido armonioso y sentimental. Cantaba como los mismísimos ángeles.

Me detuve frente a una de las mesas. Ahí se encontraban varios jovencitos de mí misma edad. Reían sin parar y una parejita entre ellos se besaba sin prestarme atención en absoluto. Por un instante los observé y me imaginé a mí mismo sentado en un bar el fin de semana con amigos en vez de estar trabajando. Saqué esos estúpidos pensamientos de mi cabeza y me giré a ver a P'Noeul, sonriendo mientras meneaba la cabeza de un lado a otro al son de la música. Debía terminar la universidad con honores por el bien de P'Noeul y el mío. Trabajábamos la gran parte de nuestros días y el tiempo fuera del trabajo era vivir como estudiantes universitarios. A pesar de que P'Noeul era un año mayor, no parecía serlo en absoluto.

Corrí de un lado a otro durante dos horas más. Alrededor de la media noche observé a P'Noeul dejar el escenario. Sonreí inconscientemente, porque esa era la señal. Había acabado nuestro turno. Dejé la última bebida en una de las mesas y casi corrí hasta los vestuarios donde me esperaba P'Noeul sentado en una banquilla al lado de mi pequeño locker.

- ¿Nos vamos? — pregunté.

Asintió

Abrí el locker, sacando una polera gris para ponérmela sobre la camisa blanca que llevaba. Él me miró con una sonrisa angelical y río al ver una gran mancha de cerveza sobre mi camisa.

- Tendrás que lavar la camisa hoy mismo, tiene una gran mancha.

- Lo haré. – respondí, sin tomarle importancia a la insignificante mancha.

- ¿Quieres que lo haga por ti? – mencionó tocando el borde de mi polera gris, alzándola un poco para ver la mancha sobre mi camisa.

Mi corazón se aceleró, mis pies tambalearon sobre el piso firme y por un instante creí estar sobre las nubes. Negué con la cabeza, totalmente avergonzado.

- P', tienes que descansar.

- Pero puedo ...

- No. – Me negué al instante. – Debes descansar lo suficiente. No podré perdonarme si mañana repruebas el examen en la universidad.

- Está bien. – dijo de mala gana, dejando de insistir.

Noeul hizo un pequeño puchero. Levantándose de la banquilla para tomar su guitarra sin éxito, porque fui más rápido y le arrebaté la guitarra de las manos para llevarla en mi hombro derecho.

- Yo la llevaré –

No dijo nada. Solo sonrió por menos de un instante y apretó una de mis mejillas con mucho mimo.

- Está bien. Después de todo no puedo ganar contra ti.

Me mordí los labios y miré su rostro. Quería que P'Noeul supiera de mis sentimientos, aunque era un completo cobarde que se repetía constantemente que lo mejor era no hacerlo. ¿Y si no correspondía mis sentimientos? ¿si se alejaba de mí? ¿Qué se supone que haría?

Caminamos uno al lado del otro en silencio. P'Noeul miraba el cielo estrellado con anhelo y una sonrisa deslumbrante.

- ¡Mira esa estrella! – gritó con emoción, indicándome hacia el cielo oscuro.

NUNCA DEJES DE SONREIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora