Arthur hace una mueca, no quiere compartirla con ella, pero al mismo tiempo, con los ojos cerrados comienza a tocar y relajar sus facciones. Suena al inicio de "I'll never love again - Lady Gaga", solo el piano hasta el 01:05 min., entonces deja de tocar, abre los ojos y ve a su izquierda, recargada en el piano, a una emocionada Helen, se sonríen.
Arthur vuelve a cerrar los ojos y comienza a tocar, pero ahora canta (como Bradley Cooper en el final de la película A star is born):
- Arthur: Don't want to give my heart away to another stranger or let another day begin. Won't even let the...
De nuevo deja de tocar, abre los ojos, ve a Helen, quien está encantada con lo poco que escuchó:
- Arthur: Ven, toma esto, es una de esas ocasiones en que necesito alguien que cante casi tan bien como yo.
Ambos ríen, Helen toma la hoja que Arthur le ofrecía y se sienta a su izquierda. Arthur empieza a tocar, lo que hace que ella de inmediato cante, pero él para y le dice, con la mano, que espere, reinicia con el piano, con la cabeza y ojos cerrados asiente para indicarle que comience a cantar.
En el coro, cuando debe decir el nombre de la canción "I'll Never Love Again", Helen siente de verdad la letra y se le corta un poco la voz. A partir del minuto 01:52, "When we first met...", vemos que Arthur recuerda cuando conoció a la vieja Helen en esos ensayos para un concierto, el intercambio de miradas pícaras, más tomas juntos, felices; con "Don't want to feel another touch" (minuto 02:26), recuerda una noche con Helen, ella dormida, solo con la sábana, él acaricia su espalda (ella está boca abajo) y cabello.
Entonces volvemos a él con la nueva Helen, (02:43 min) "Don't want to give my heart away", quien deja cuerpo y alma en su interpretación. Helen voltea a ver a Arthur, concentrado y aun con los ojos cerrados, en el 03:01 min "I don't want to know this feeling unless it's you and me. I don't want to waste a moment. And I don't want to give somebody else the better part of me. I would rather wait for you".
Se enamoró de él y el cantar ese fragmento la hizo darse cuenta de ello, por lo que lo ve con amor, con ternura hasta el final de la canción. Termina de cantar, unos segundos después él hace lo mismo con el piano y es para Arthur inevitable bajar la cabeza y soltar un par de lágrimas, lo que desconcierta un poco a Helen, quien, aun viéndolo sentada a su izquierda, le levanta la cara al agarrarle con delicadeza la barbilla, lo que causa que intercambien miradas, él con ojos llorosos y ella con unos amorosos:
- Arthur: ¿Qué te parece? (quitándose las lágrimas).
- Helen: (con un dedo le quita una lágrima, no deja de verlo con amor) Es muy hermosa.
- Arthur: (sonrisa y ojos vidriosos) Me alegra que te guste. Helen, la escribí para ella (voltea a verla con una sonrisa triste y ella entiende, por lo que comienza a estar triste también). La escribí para mi Helen, pero... (ya no la ve), pero quiero dártela (vuelve a voltear a verla, sonrisas tristes de ambos), me gustaría que la cantaras para el nuevo disco, solo si tú quieres.
Helen está sin palabras, fue de 0 a 100 en enamorarse de Arthur con la canción, en ver su historia en un fragmento de la letra, pero fue de 100 a 0 al notar que no importa qué, Arthur jamás olvidará a la vieja Helen y siempre la verá en ella:
- Helen: (comienza a cortársele la voz) Me... me encantaría, sería un honor y un placer incluirla en el disco. (comienza a llorar) Se ve que la amabas mucho y en ser... en serio lamento mucho no ser ella.
Helen no contiene más las lágrimas y sale corriendo rumbo a su cuarto, se encierra y llora contra la puerta, mientras con ambas manos sosteniendo su rostro, Arthur siente tristeza y un poco de arrepentimiento al ver la reacción de Helen, por lo que tras unos minutos sale del cuarto, llega ante la puerta de ella y está por tocar, pero algo le impide hacerlo y solo recarga ambas manos y su frente en la puerta (en el pasillo), se va a su habitación.
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Helen y Arthur. Las letras falsas de una canción
RomanceHelen Wyley, la joven promesa de la música, lo tiene todo, pero no todo es como parece, menos cuando una tragedia cambie por completo su vida y la de todos los que la rodean.