Horas más tarde alguien toca a la puerta del cuarto, Helen sigue dormida, por otro lado, Arthur es el que escucha y despierta, se da cuenta que durante sus horas dormidos se abrazaron de cucharita, sonríe al verle la nuca, le toca en hombro, se pone de pie para abrir la puerta.
Un Daniel sorprendido lo saluda:
- Daniel: ¿Qué? ¡Oh! Hola, no sabía que tú dormías aquí, creí que lo hacía Helen.
- Arthur: (tallándose la cara con ambas manos) ¿Qué? Sí, ella duerme aquí, nosotros... nosotros nos...
- Daniel: No (sonrisa pícara) tienes que explicar nada (ríe), ¿está despierta? (Arthur abre más la puerta, enseñándole que sigue dormida en la cama). Bien, despiértala, fájate esa camisa y bajen, tenemos que hablar.
Daniel lo dejó, Arthur estaba soñoliento y confundido, además de asustado por el tono de Daniel.
Se acercó a Helen, se sentó justo a sus pies:
- Arthur: Vamos extraña, es hora de levantarse y salir, Daniel quiere que lo veamos abajo (con los ojos cerrados ella se queja). Vamos, es hora de despertar (se mueve para que la deje seguir durmiendo). Helen... no me obligues a sacarte de esta habitación.
- Helen: (semidormida) Déjame en paz.
Arthur suelta una pequeña risa, se para, sube a la cama y comienza a brincar, lo que hace que Helen se ponga boca arriba (estaba sobre su costado izquierdo) y de manera inevitable, sonría y ría:
- Helen: (ríe, sigue acostada) Basta jajajaja, basta, por favor.
- Arthur: (saltando) No me detendré hasta que salgas de la cama (sonríe).
- Helen: Bien, bien, lo ves, ya me paré.
- Arthur: (se detiene, da un último salto para caer acostado en la cama) ¡Ouch! (ríe).
- Helen: (sube a la cama para acercarse a él) ¡Arthur! ¿Estás bien?
- Arthur: (ríe) Sí, sí, no tienes que... por un momento te vi volar para acá (ríen). ¿Acaso tienes poderes que yo no conozca?
- Helen: (ríen) Eres un tonto (está casi sobre él, a si derecha viéndolo desde arriba, con una mano sobre su pecho y el cabello colgando sobre su cara, por lo que Arthur se lo pasa detrás de la oreja izquierda) ¿Qué te dijo Daniel?
- Arthur: ¡Ah sí, sí! Nos espera abajo, vamos.
Una reacia Helen lo ayuda a sentarse, él se pone de pie, de nuevo le ofrece su mano, ella la toma y bajan juntos de las manos, en la sala están Lizzie y Daniel con copas de champaña.
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Helen y Arthur. Las letras falsas de una canción
Roman d'amourHelen Wyley, la joven promesa de la música, lo tiene todo, pero no todo es como parece, menos cuando una tragedia cambie por completo su vida y la de todos los que la rodean.