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En su casa, al volver, hay una gran fiesta con todos sus músicos, amigos, staff, productores y gente que solía conocerla y ahora la apoya más que nunca. Por primera vez disfruta una fiesta en casa, ríe, baila, todo hasta no poder más.

En medio de la fiesta Helen sube por el abrigo de Lizzie y se topa con Arthur en una sala arriba, la misma en la que ella había estado cuando llegó a esa casa y le hicieron la fiesta de bienvenida:

- Helen: Mira nada más, con que aquí has estado toda la noche (ríen).

- Arthur: (sonríe) Sí, necesitaba un minuto para procesar toda esta noche.

- Helen: (toma el abrigo, pero se acerca a él) Sí, fue muy... interesante esta noche (sonríe), fue algo lindo y...

- Arthur: Helen... no...

- Helen: No tienes que decir nada, ya te lo había dicho, soy consciente que tú y yo.... (niega con la cabeza, le golpea el brazo). Fue solo el calor del momento, no significa nada más, seguimos siendo amigos, no tienes nada de qué preocuparte, yo sin en cambio debo llevarle esto a Lizzie, ya se va, ¿vienes conmigo a despedirte? (le ofrece la mano para que la acompañe).

Arthur sonríe con tristeza, de nuevo tiene sentimientos guardados y encontrados, ¿qué fue ese beso?, ¿por qué lo hizo?, ¿Como dijo Helen, fue solo el calor del momento o en verdad lo hizo porque lo quería?, ¿realmente podrían seguir como si nada el resto de la gira y los días juntos?, ¿él quiere seguir como si nada?, ¿la quiere o es solo volver casi a la rutina, el que empiece a sentir esa necesidad de estar más con ella y besarla?

Le toma la mano y bajan juntos a despedirse de Lizzie, quien está muy, pero muy tomada.

Pasan varios conciertos iguales al primero, en cada ciudad y estado que visitan la gente la ama, gritan por ella, corean cada verso y piden más cuando todo termina. Lo único que cambia es que no hay más besos, tal como lo prometió, Helen lo sigue tratando como su amigo, como el "extraño", tanto sobre o fuera del escenario, él trata de hacer lo mismo, pero inevitablemente algo cambió en Arthur y él lo sabe.

Sonríe más que nunca cada vez que la acompaña con el piano en los conciertos, no puede dejar de verla disfrutar el escenario, oírla hablar de corazón con su público, y lo más importante, no puede dejar de pensar en lo buen que fue el beso, en ese húmedo roce de labios, la textura de su piel, sus manos en su espalda, el calor de sus cuerpos al unirse en ese abrazo y el beso, la necesidad de seguir pese a la interrupción y el querer conocer más esos labios, pese a ya haberlos conocido antes, porque esta vez se sentía diferente, lo era.

Helen y Arthur. Las letras falsas de una canciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora