Un par de días más tarde Lizzie y Daniel van a casa de Bob:
- Daniel: Hola Bob.
- Bob: Hola chicos.
- Daniel: ¿Está aquí?
- Bob: Sí, pero no quiere ver a nadie.
- Lizzie: (entra) Pues nos recibirá, aunque no quiera, ¿dónde estás maldito?, ¿dónde carajos estás? ¡Sal ahora de tu escondite! ¡Cucaracha cobarde!
- Arthur: (todo descuidado, demacrado por llorar y en pijama, aunque ya es tarde) ¿Qué ese maldito escándalo Lizzie?
- Lizzie: (él entra en la habitación, comedor con ellos, ella lo ve, se acerca, lo cachetea y le pega en el pecho repetidas veces) ¡Eres un desgraciado! ¡Un cobarde sin sentimientos!
- Arthur: (resiste los golpes) ¿Yo lo soy? Olvidas a quién engañaron de nuevo esos dos, ¡la víctima aquí soy yo!
- Lizzie: ¿Víctima? Eres un maldito perdedor, cobarde y...
- Daniel: Lizzie, por favor, no vinimos a esto.
- Lizzie: ¡Oh claro que no! ¿Cómo puedes haberle hablado de esa forma y haberla dejado sin siquiera tomarte un minuto para escucharla? Debiste escuchar lo que tenía que...
- Arthur: ¿Qué tenía que decir eh? ¡Lo besó y me mintió al respecto! Me reclamó por la honestidad y su importancia para los dos, y fue lo primero que dejó de lado en cuanto supo que lo que había hecho estaba mal, ¿tú qué habrías hecho eh Lizzie? Si hubiera sido Fred, ¿te habrías quedado?, ¿Helen te habría dicho "escúchalo, es un pequeño error, todo estará bien"? Dime, ¿ella te habría dejado hacerlo? (Lizzie se queda en silencio), eso creí. ¿Qué están haciendo aquí?, ¿qué es lo que quieren?
- Daniel: Oye amigo no tienes que... Bien (Arthur lo ve con fastidio), vinimos a decirte que Helen dará una entrevista con Oprah sobre todo este asunto.
- Arthur: Y a mí, ¿por qué me interesa eso? Eso no responde a ¿por qué están ustedes aquí?
- Lizzie: Helen te quiere ahí tarado, por eso estamos nosotros aquí.
- Daniel: Liz... Ella tiene razón, Helen... a ella le gustaría que fueras.
- Arthur: ¿Qué no me prohibiste dar entrevistas sobre el asunto? (sarcástico).
- Daniel: Arthur... Ella quiere que la escuches, solamente eso, no tienes que hablar sino te interesa hacerlo, solo quiere reunirse contigo y...
- Arthur: ¿Y qué? ¿Decirme lo que ya sabemos? ¡Que lo besó! ¿Disculparse? ¿Qué más puede decirme eh? ¡No, de ninguna manera! ¡No iré!
- Lizzie: ¿No irás? Se lo debes por...
- Daniel: Es inútil Lizzie, vámonos, creo que después de todo tenían razón y él no la ama lo suficiente como para escucharla una última vez. Dejemos de perder nuestro tiempo, vámonos de aquí. Bob (se despiden).
Los dejan, Arthur se sienta en una de las sillas del comedor a llorar con la cabeza entre las piernas, Bob se acerca:
- Bob: ¿En serio no irás?
- Arthur: Papá, por favor no.
- Bob: ¿No qué Arthur? No lo puedo creer, ellos tienen razón, ¡eres un cobarde!
- Arthur: ¡No lo soy! (lo mira llorando y gritando).
- Bob: Sí, sí lo eres.
- Arthur: ¡No es así! ¿Por qué nadie lo entiende?
- Bob: ¿Entender qué? ¿Qué la chica besó a otro tipo después de que él le robara un beso primero? No te entiendo hijo, en todo este tiempo no te has cansado de decirme que la amas, que quieres pasar el resto de tu vida con ella, que serías capaz de cualquier cosa por Helen, pero cuando se te presenta una prueba para demostrarlo, para cumplir con todo eso, lo primero que haces es retroceder, huir y esconderte como un niño pequeño, vaya que eres un cobarde.
- Arthur: Yo no... no... no quiero perderla papa, pero ¿cómo se supone que afronte el hecho de que la mujer que alguna vez ame se enamoró de Ben y que ahora, la mujer que amo más que a cualquier otra, se enamoró de él de nuevo?
- Bob: No está... Helen, tu Helen no se enamoró de Ben.
- Arthur: Claro que sí, lo escribió en esos viejos diarios y...
- Bob: Si sigues viviendo en el pasado es una lástima, realmente, con todo y un pequeño error, si crees que con decir tu Helen me refiero a la que lleva meses muerta y no a aquella con la que has disfrutado los últimos meses, con la que te he visto más feliz que nunca, de la que te veo verdaderamente enamorado, sino pensaste en ella, no la mereces y esa es una pena. Sé que fallé en muchas cosas como padre, pero si de algo creía estar seguro era que te había enseñado sobre el amor verdadero y ahora veo que te falta mucho por entender aún (decepcionados). Tienes razón, no debes ir, ella no es la primera en tu mente y quizás sea lo mejor para ella seguir con su vida sin ti en ella.
Bob le da una palmada en los hombros.
- Bob: Sé, pese a todo, que cada uno de los dos se repondrá de esto y volverá a encontrar el amor con otras personas y pase lo que pase, podrás... siempre estaré ahí para ti hijo.
Le suelta el hombro y lo deja a solas en el comedor, Arthur levanta la vista y dice en voz alta:
- Arthur: Pero no quiero encontrar a nadie más (vuelve a bajar la cabeza y llora).
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Helen y Arthur. Las letras falsas de una canción
Roman d'amourHelen Wyley, la joven promesa de la música, lo tiene todo, pero no todo es como parece, menos cuando una tragedia cambie por completo su vida y la de todos los que la rodean.