⟶ 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧 𝐝𝐞𝐥𝐚𝐭𝐨𝐫.

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❝𝑬𝒍𝒍𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒆𝒄𝒆 𝒔𝒐𝒔𝒑𝒆𝒄𝒉𝒂𝒓, 𝒑𝒂𝒓𝒆𝒄𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒖𝒃𝒓𝒊𝒓 𝒆𝒏 𝒎𝒊́ 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒒𝒖𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒖𝒏 𝒐𝒄𝒆́𝒂𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒇𝒖𝒆𝒈𝒐❞

Londres

Había pasado una semana desde que me largué a llorar como un pelotudo, Lorenzo me atendió toda la semana intentando calmarme llegamos al punto de que yo le grité que no quería seguir con la terapia, pero como buen profesional supo calmarme y me convenció en terminar con esto de una manera más sana. Tenía que verla una última vez y si no era en estos días, no iba a ser nunca. Todavía no había tenido las agallas de seguirla, solamente le había escrito dos veces para saber si se iba a encontrar en Madrid, pero Solana jamás me respondió. No sé cuántas veces intenté sacarle con pinzas la información de donde andaba a Julián, pero tampoco quiso contarme nada.

Tenía todo preparado ya en el bolso y como esta semana el club no me necesitaba, me di de baja en las prácticas. Unos mangos menos, unos mangos más no me iban a llenar el corazón como Solana.

—Amor, cuídate mucho ¿sí? Mamá se queda con vos, y a la tarde viene Serena a verte—Dije mientras abrazaba a mi hija, no quería soltarla. Me la quería llevar al hombro a todos lados, pero la gorda ya había pedido quedarse con su mamá y Madrid no era un lugar para Olivia, no iba a tener tiempo de cuidarla mucho si iba por temas con Solana.

—Te vemos a la vuelta decile: chau, papá—Decía Valentina mientras Oli la copiaba y yo me despedí con la mano antes de subirme al taxi.

El viaje no era largo, pero me dio tiempo a pensar qué iba a decirle. Ni Nicolás ni Julián sabían que iba a ir a verla, porque sabía que si se enteraban me iban a atar a una silla en mi casa para que no me fuera a meterme en su cabeza, y es que realmente yo no quería hacer tal cosa.

Solamente necesito tenerla de frente, que afronte sus realidades y que deje el miedo de lado porque Solana era muy inteligente cuando quería, pero lo que tenía de linda lo tenía de cagona, y para morirse de amor tenías que patearle el corazón.

Tenía tan la cabeza en cualquier lado que ni me di cuenta de que las casi 3 horas de vuelo habían terminado, me dolía mucho la cabeza y tenía la garganta seca. No tenía síntomas de estar enfermo, pero desde que me enteré del compromiso de Solana no podía comer bien, apenas dormía y por eso también me había lesionado boludeando en la cancha sin prestar atención. Me doble el tobillo y lo tenía vendado todavía, por eso el DT me tiro una semana a cara de perro para que me descargue de todo lo que me estaba tirando para abajo.

Madrid.

En Madrid hacía el mismo frío que en Londres, pero acá al menos entendía cuando me puteaban o hablaban. Me había costado una banda acostumbrarme al inglés, al menos cuando estaba en el Benfica el portugués se parecía más al español. Caminaba un poco perdido por las ramblas pensando en cuál de todos podía llegar a ser el edifico de Solana, pero no era boludo; sabía que la amiga de Solana era bastante conocida en el centro.

Llegué a una tremenda agencia de modelos que daban vueltas por la calle, se estaban sacando fotos para una revista, por más hermosas que eran; ninguna era ella.

—Disculpa ¿tienes algo que ver con la sesión?—Me preguntó una voz femenina a mis espaldas. Me di vuelta y puse cara de perdido, había que actuar un poco.

—Sí, sabes que soy un amigo muy viejo de Mimi Páez, se supone que la iba a ver acá. Estoy re perdido te juro—Dije simpaticón.

— ¡Ah eres amigo de Mimi! Que pasada chaval, pensé que Mimi no tenía amigos argentinos—Dijo riéndose y yo asentí.

SATURNO // TERMINADA (enzo fernández)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora