𝐜𝐮𝐥𝐩𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐨 𝐧𝐨.

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𝒔𝒊 𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒂́𝒏 𝒎𝒊𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐, 𝒑𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒇𝒊𝒆́𝒏𝒅𝒆𝒕𝒆

𝐄𝐍𝐙𝐎

Sí, estaba parado viendo como el amor de mi vida se iba de mis brazos. Y yo por más muerto por dentro que este, seguí sosteniendo la mirada mientras sentía que podía caer tranquilamente por un precipicio.

— ¿Sabe que estás embarazada no? Y que no es suyo.

Esperaba que se diera vuelta y al menos me lo confirmará. Sostenía su mirada lo más que podía. Solana tenía que hacer una décima de movimiento para que yo supiera que si lo estaba. Jamás había aprendido a mentirme, y ahora tampoco.

—No estoy embarazada.

Mentira. Había negado con la cabeza, abría con exageración los ojos y apretaba los labios mirándome a la cara y negándome una mentira llegando a hacerme sentir un loco por preguntar barbaridades.

—Valentina no me dijo lo mismo, dice que esos vómitos son de náuseas matutinas.

Alcé una ceja apenas ladeando la cabeza, si recibía lo mismo iba a saber que ella solamente esta jugando muy sucio conmigo. Ella sabía que yo sería capaz de arrancársela de los brazos a Rúben y hacerla mi mujer para todo el viaje.

Y eso era lo que más me dolía, sería capaz de lo imposible por alguien así.

—Valentina no sabe nada. Chau, Enzo.

El portazo hizo que me quedará en silencio mirando la nada, dándome por vencido con ella. El paso por el marco de la puerta consagró que a partir de hoy iba a separarla de mi vida, pero antes de asegurarme que las fuerzas del cielo y el universo me querían lejos de ella era esperar que venga a mí cuando se de cuenta que si ese bebé era real no era su actual prometido.

Ni Dominik ni Lisandro lograron el efecto que Rúben tenía sobre Solana. Él no era un simple tipo con el que se esta entreteniendo mientras espera que termine el tiempo de drama entre nosotros dos. Y admiraba eso de mi mayor enemigo en el mundo que me robo al amor de mi vida y me hizo miserable, Rúben era un hombre que estaba decidido a amarla tanto como yo lo hice, con locura y desenfreno.

Ahora me veía a mi mismo desde mi cochina miseria. Hasta el cuello me llegaba la mierda que sentía que se iban a volver mis días cuando tenga que verla en los brazos de un extraño cuando de el "sí" en el altar.

Y lo peor es que esta era la primera vez que me arrepiento de todo, absolutamente todo, de lo que hice. Deseando volver al pasado cuando nos acabábamos de conocer y pedirle que nos casemos esa misma noche sin importarme el resultado del futuro.

Pasmado me quedé parado en frente de la puerta cuando vi que Serena volvió, más calmada y con los cachetes colorados. Estaba arrepentida de lo que había hecho y yo también.

—Enzo... ¿vas a ser papá?

Con la voz entrecortada, las lágrimas secas en los ojos y un puchero en la cara, Serena me aturdió en silencio dejándome paralizado.

Sí, había una gran posibilidad de que fuera a ser padre otra vez. Y aunque Serena estaba con el corazón destrozado y a punto de largarse a llorar, no dejaba de sonreír a escondidas pensando que estaba la oportunidad de hacer mi sueño realidad y traer ese hijo que vengo pidiendo para los dos.

(...)

Tres meses habían pasado desde que ella me dejó. Cientos de semanas habían pasado desde que las puertas se me cerrarán más que de una manera metafórica. 92 días habían pasado desde que volví a Inglaterra, corrí para sobrevivir con mi familia, mi único pilar en la vida era mi hija.

SATURNO // TERMINADA (enzo fernández)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora