𝐦𝐚𝐭𝐢𝐥𝐝𝐚 𝐩𝐭.𝟐

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𝒚𝒐𝒖 𝒄𝒂𝒏 𝒕𝒉𝒓𝒐𝒘 𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒚 𝒇𝒖𝒍𝒍 𝒐𝒇 𝒆𝒗𝒆𝒓𝒚𝒐𝒏𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒂𝒏𝒅 𝒏𝒐𝒕 𝒊𝒏𝒗𝒊𝒕𝒆 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒚 𝒄𝒂𝒖𝒔𝒆 𝒕𝒉𝒆𝒚 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒔𝒉𝒐𝒘𝒆𝒅 𝒚𝒐𝒖 𝒍𝒐𝒗𝒆

Los meses que siguieron hasta febrero fue un calvario para mí cuando Rúben dejaba Manchester. La nieve estaba tapando las calles, la lluvia ya se me hacía insoportable, no tenía ganas de viajar porque la espera en los aeropuertos hacía que estuviera muy expuesta a las cámaras. Agustina y Lautaro venían a verme cuando podían, pero prefería estar tapada con cuarenta mantas esperando en casa como si fuera una esposa trofeo antes de volver a Buenos Aires y tener que estar con una "familia" de extraños que seguía repitiéndome que no iba a ser buena para el bebé.

La parte más triste de mi historia de vida no fue el hecho de los años de negligencia infantil que pase, tampoco lo fueron los compañeros de Lautaro o mi propio hermano empernado de que yo era una loca de mierda. La parte más triste de ser Solana Martínez era que mi apellido era un decoró porque no compartía lazos con las personas que me crearon.

Cuando logré mis primeros pesos importantes no dudé en irme de casa y ellos tampoco me retuvieron. Siempre sentí que había sido un estorbo para las personas que compartían un lazo sanguíneo conmigo y se sintió así por el resto de mis años.

Jamás reconocieron el éxito que tuvo Kalaka, la felicidad que sentía al crecer y ver que era alguien para el mundo no eran reconocidos en la casa de mis viejos; todo era Lautaro. Toda la bienvenida de verdad se la llevaba mi hermano mayor.

Fue difícil para mi seguir en este mundo en donde todos mis amigos tenían una familia cálida a la que acudir cuando los problemas los agobiaban, pero en su lugar construí mi propia familia, pero a pesar de que ya había empezado mi vida lejos de ellos, los comentarios de Karina siempre estaban ahí.

Cada 15 días o cuando sabía que Rúben no estaba, Karina llamaba e insistía que le respondiera. Al principio parecía interesada en saber sobre su nieto, sobre la vida que íbamos a llevar con mi futuro marido, pero todo terminaba en suplicas de mi vieja para que me separará de Rúben y diera en adopción a Simón porque "tenía miedo" de que sea mala madre, de que Rúben me terminé escrachando por todos lados por ser negligente y no vuelva a conseguir trabajo.

Hoy era uno de esos días donde Karina me llamaba, Rúben estaba de viaje en Londres con el Man City y yo estaba sola en casa.

—Lo que quiero que entiendas Solana es que hay muchas madres preparadas para criar un bebé y vos no. Vos venís de un montón de problemas mamita...

En ese momento la había dejado de escuchar. Siempre repetía el mismo discurso; que ella era mi madre y me conocía mejor de lo que Rúben me conoce, que conoce una pareja que estaría encantada de criar a mi hijo, que este bebé no tenía un buen futuro porque cualquier emoción fuerte que pasará iba a caer otra vez en las drogas.

Como cuando era adolescente, Karina se había encargado de destruirme el ego y la autoestima, parecía un hobby para ella.

—...Solana ¿me estás escuchando, hija?

Cerré los ojos en silencio mientras me resbalaban las lágrimas y asentí. Había dicho ese sustantivo que significaba que había algún tipo de relación entre las dos, cuando ambas sabíamos que nunca me quiso como lo quería a él.

—Vos nunca me quisiste ¿no?

Ahora era ella la que se había callado, jamás me había atrevido a hacerle frente a la mujer de hierro, pero ya no tenía nada que perder.

SATURNO // TERMINADA (enzo fernández)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora